Que se sigan poniendo la camiseta de todos los equipos a los que nos enfrentamos, que sigan esperando el día que nos vamos a caer. Que esperen tranquilos, nosotros vamos por el bicampeonato. Como habíamos mencionado en la semana, traer los tres puntos de Rosario iba a ser clave y determinante. Fue lo difícil y costoso que nos imaginamos en la previa, pero el cabezazo de Funes Mori nos despegó de los escoltas y le mandó un mensaje de frustración al resto.

Vaya si este equipo es para confiar, incluso cuando no está en una buena noche. A eso hay que añadirle que sufrió bajas de mucho peso. Pero si hay algo que caracteriza al equipo de Gallardo es su enorme fortaleza mental. El carácter y la actitud ganadora sacó a flote este muy complicado encuentro en Rosario, donde no ganábamos desde el 2007 y no marcábamos siquiera un gol desde 2009. A partir de estos datos podemos comprender la gran valía del triunfo de anoche.

El primer tiempo fue de lo más flojo del semestre. Prácticamente, River no hacía pie en la cancha. Mucho pelotazo, muchas pelotas perdidas y poca presión. El equipo estaba muy ancho. Los delanteros vivían en offside, el medio no aguantaba ni recuperaba y los de abajo hacían lo que podían. Barovero hizo ‘la de Dios’ y nos salvó en la más clara que tuvieron ellos, donde quedó en evidencia lo mal parados que estábamos.

Luego del sofocón que resultaron ser los primeros 45 minutos, el campeón y líder invicto se pudo acomodar y dejó de sufrir el partido. Nunca se acercó a su mejor versión, no jugó bien pero sí fue un equipo pragmático. Está claro, no siempre se va a poder ganar, gustar y golear, como a todos los riverplatenses nos gusta.

En la primera avisamos y Ustari sacó una pelota increíble. En la segunda reventamos un palo, y la tercera fue la vencida. Pitana como árbitro, córner desde la izquierda en el segundo tiempo, cabezazo de Ramiro, silencio total. ¿Les suena? Ante cualquier duda, pregunten en La Boca.

Ahora vamos con otra tranquilidad a Paraguay después de cosechar tres empates en los que merecimos ganar, y luego de quedar eliminados en la Copa Argentina. Volvimos a superar una prueba de alto riesgo. Este River está para grandes cosas que ni los cuernitos, ni la lluvia, ni el extenuante calendario pueden evitar.