No hacíamos pie (literalmente) en la cancha por un campo de juego muy mojado y rápido. El rival nos presentó un planteo duro y con mucha presión que nos complicó. Los delanteros estaban muy aislados, el arquero inseguro y el medio era superado. No era un partido cómodo y para colmo un error evitable de Ramiro Funes Mori (su primera macana en el semestre) le regalaba el triunfo al rival, que se entusiasmaba junto a su gente.

Situaciones como esta ya las habíamos vivido. De visitante, clima hostil, cancha difícil, rival complicado y resultado adverso. Podemos tener todo eso en contra, pero este River te gana igual. Y lo hace con autoridad, con temple. Se presiente en el desarrollo del juego que va a terminar noqueando a su rival. Así es, la historia se repitió este miércoles en la inundada ciudad de La Plata. Otra vez ‘regalamos’ un tiempo, y otra vez dimos vuelta un resultado.

Los elogios sobran para este equipo, y hablar de sus virtudes ya es reiterativo. Incluso es redundante hablar del gran nivel de sus individualidades. Pero hay detalles que nos deja cada encuentro para destacar. Por ejemplo, el innovador cambio de posición de Pisculichi, jugando pegado a la banda derecha. A su vez, este retoque dispuso la total libertad de Carlitos Sánchez (cada día más indispensable y determinante), que en el primer gol apareció por derecha y en el segundo por izquierda.

Otro flor de detalle es el nivel que mostró Eder Álvarez Balanta en los casi 40 minutos que estuvo en cancha. Ingresando por la lesión de un compañero, no perdió un cruce, una dividida ni erró un pase. Reditando su mejor versión como cuando lo dirigía Ramón, a pura potencia, el colombiano tomó la lanza y comenzó la jugada del gol que nos dio el triunfo. Y eso que fue su segundo partido en cinco meses.

Mora se dio el gusto de convertir en su cumpleaños, ‘Teo’ aportó sus exquisitos toques de calidad, Ponzio fue de menos a más y hasta terminó en buen nivel, Maidana mostró la seguridad de siempre y, llamativamente, Barovero volvió a dejar dudas.

Para los que les quedan dudas, nos encantaría jugar contra los azul y mostaza en las semis de la Copa. Pero eso no es más que un deseo, está claro. Tenemos los pies sobre la tierra y sabemos que aún nos quedan otros duros 90 minutos para concretar nuestra clasificación. Uno se frota las manos al ver un equipo tan serio, tan firme y con tanta convicción. Da tanto gusto verlo como que juegue cada tres días.

Van casi 30 partidos y seguimos buscando rivales. ¿Los encontraremos antes de fin de año?