La oveja negra
El diario “La Nación” ha empezado a publicar el “Martín Fierro” de José Hernández en fascículos. El escritor y militante político fue un adversario enconado del fundador de “La tribuna de doctrina”. El poema fue publicado en dos partes en 1872 y 1879. Mitre triunfa en Pavón, una batalla que no se libró, en 1861. Luego sus coroneles iniciarían una cacería, no demasiado diferente a la que un poco más de un siglo después concretaría la dictadura establishment- militar en 1976. No es aventurado asociar los grupos de tarea de la ESMA con los adláteres militares del traductor del Dante. Así Paunero se superpone con Astiz, Arredondo con Rádice, Sandes con Acosta, Irrazábal con Cavallo, Riva con Chamorro.
Desde el diario “El Argentino” de Paraná, Hernández cubrió el asesinato del Chacho. Posteriormente los artículos que publicó fueron reunidos en un libro: “Vida del Chacho”. Ahí, José Hernández arremete contra Sarmiento, su enemigo irreconciliable, a la sazón gobernador de la provincia de San Juan. El Chacho Peñaloza, caudillo regional, se había alzado contra el gobierno, y Mitre, presidente de la nación, dio instrucciones a Sarmiento y le confío el cargo de "director de guerra", para reducir el conflicto a un acto meramente policial. El Chacho es apresado; lo maniatan, lo atraviesan con una lanza, los soldados disparan contra su cuerpo agonizante, y luego le cortan la cabeza para exhibirla como trofeo, clavada en una lanza. Esto ocurre en 1863, dos años después de la traición de Urquiza en Pavón que finalmente le costaría la vida. El autor del Martín Fierro formó parte de la última rebelión gaucha que intentó defender la autonomía de Entre Ríos y al Partido Federal contra los embates del presidente Sarmiento. Fue liderada por Ricardo López Jordán, y su primer acto fue el asesinato de Urquiza.
El Martín Fierro es el relato de la persecución del gaucho después de la batalla de Pavón, realizado por los triunfadores de las guerras civiles argentinas, en la imposición del modelo de economía primaria exportadora. A diferencia de EE.UU en su guerra de Secesión, aquí triunfa el Sur. En la Argentina, los descendientes de los derrotados de sus luchas internas, reaparecerían como nueva clase obrera con el peronismo, a mediados del siglo XX, en el luminoso 17 de octubre de 1945, cuando tomaron Buenos Aires en el simbólico acto de ocupar Plaza de Mayo y en un gesto bautismal se refrescaron las patas en la fuente.
Que el diario fundado por Bartolomé Mitre decida sacar en fascículos el Martín Fierro, siendo simultáneamente el que persiguió y asesinó a los Martín Fierro de carne y hueso y el ejecutor del genocidio paraguayo; enemigo jurado de los movimientos populares; socio y partero de todos los golpes militares; instigador y beneficiario del terrorismo de Estado y al que los intelectuales de todas las corrientes ideológicas le suelen rendir una genuflexión absurda como dispensador de prestigio, remite a un cuento brevísimo del escritor hondureño Augusto Monterroso llamado “La oveja negra”:
“En un lejano país existió hace muchos años una oveja negra. Fue fusilada. Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque. Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse en la escultura.”