La memoria es un pilar fundamental de nuestra salud cognitiva y uno de los bienes más valiosos con los que contamos. A través de ella, adquirimos conocimientos, desarrollamos habilidades y transmitimos información de generación en generación, construyendo así una memoria colectiva que preserva la historia y el aprendizaje de la humanidad.

Conscientes de la importancia de mantener la memoria en óptimas condiciones, los científicos han dirigido sus investigaciones hacia la identificación de hábitos cotidianos que pueden contribuir a su protección y fortalecimiento.

Cuál es el hábito saludable que sirve para activar la memoria y mejorar el ánimo

Un reciente estudio del University College London (UCL), en el Reino Unido, indica que los efectos positivos del ejercicio sobre el cerebro no solo se experimentan de inmediato, sino que pueden prolongarse durante todo el día. De hecho, realizar actividad física puede mejorar el estado de ánimo hasta por 24 horas, según lo detallado por los investigadores en la revista International Journal of Behavioral Nutrition and Physical Activity.

Si bien estudios previos en laboratorio ya habían demostrado que el rendimiento cognitivo mejora en las horas siguientes al ejercicio, se desconocía la duración exacta de este beneficio. La nueva investigación reveló que, en promedio, personas de entre 50 y 83 años que realizaron más actividad física de lo habitual en un día obtuvieron mejores resultados en pruebas de memoria al día siguiente.

Además, reducir el tiempo sedentario y dormir al menos seis horas también influyó positivamente en la memoria. El equipo científico descubrió que un sueño más profundo contribuye significativamente al rendimiento cognitivo, explicando en parte la relación entre el ejercicio y la mejora de la memoria.

La doctora Mikaela Bloomberg, autora principal del estudio, destacó: “Nuestros hallazgos sugieren que los efectos de la actividad física sobre la memoria a corto plazo pueden durar más de lo que se pensaba, posiblemente hasta el día siguiente en lugar de solo unas horas después del ejercicio. Dormir mejor, en especial lograr un sueño profundo, parece potenciar esta mejora”.

Desde una perspectiva neurobiológica, el ejercicio aumenta el flujo sanguíneo al cerebro y promueve la liberación de neurotransmisores como noradrenalina y dopamina, esenciales para diversas funciones cognitivas. Si bien estos efectos químicos pueden durar algunas horas, los investigadores identificaron que ciertos estados cerebrales inducidos por la actividad física tienen un impacto más prolongado en el tiempo.