La condena mediática vs la condena judicial
Muchas veces los medios de comunicación contribuyen a la idea de establecer, de antemano, quién es el culpable en un caso judicial aún sin saber fehacientemente la verdad de lo sucedido o por lo menos tener pruebas que así lo demuestren. Lo que se llama la condena social. Lo que muchas veces los lectores, televidentes, y radioescuchas no tienen presente es que ese veredicto que ya ejercieron y que comparten con muchos pares fue fogoneado por grupos de poder económicos detrás de los grandes medios de comunicación.
Las instancias y los fallos son a la justicia lo que los datos al periodismo. Es lo concreto respecto de una situación, por ejemplo, si un sujeto está procesado, condenado, o si es llamado a testificar. Pero lamentablemente la importancia que se le da en ciertos medios a estos datos nada tiene que ver con el espacio que se le otorga. Así por ejemplo encontramos un tratamiento muy disímil de la prensa hegemónica sobre las causas que recaen en el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri y el vicepresidente Amado Boudou.
El lider del PRO se encuentra procesado desde hace cuatro años por el juez Norberto Oyarbide en la causa por escuchas ilegales que se ejercieron en su gobierno y que espiaron a funcionarios, opositores y personalidades públicas. En los próximos días se definirá si va a juicio oral. ¿Cuántas tapas vimos destinados en Clarín destinadas a este tema? ¿Cuántas veces se horrorizó la prensa por la situación judicial del jefe de Gobierno porteño?
Sigamos. Ariel Lijo es el juez que investiga una denuncia sobre irregularidades con la ex empresa Ciccone. Los testimonios aún no alcanzan ni las pruebas para llamar a indagatoria al vicepresidente de la Nación. Suena bastante diferente con el caso anterior, si a toda la subjetividad de un medio la filtramos y solo le dejamos los datos de la realidad. Y es a partir de esta situación que los medios comenzaron a ejercer la condena mediática.
Paralelamente a la causa se armó toda una gran estrategia para desprestigiar y ensuciar la imagen pública de Boudou. Con informaciones poco verificadas se dieron a entender desde que inauguró un jacuzzi en su despacho, que hizo viajes que no hizo, que transportó dinero al Uruguay, o hasta que fue abucheado por la gente. Con todo esto la búsqueda fue clara: pase lo que pase judicialmente la idea es que la ciudadanía lo condene antes aún con situaciones incomprobables.