Se reunieron veinte mil militantes en el Mercado Central para frenar a quienes buscan restaurar los ´90. Éstos, unidos a “tergiversaciones venenosas” de la jauría mediática temidas por el fallecido G. García Márquez, expanden la manzana de la discordia con sus pronósticos aciagos: el 35 % de inflación en 2014. Ríen los timadores pomposos. Olvidan a los mártires de Chicago de 1886 reprimidos por la policía, que originaron con su huelga y muerte las 8 horas de trabajo, si bien con cláusulas que permitían entre 14 y 18 horas. Esos miles hicieron que se memore con fe el 1° de mayo como Día de los Trabajadores.

Europa estuvo habituada a las guerras y América Latina a soportar dictaduras. Los europeos son pragmáticos y nosotros más poéticos. A ellos no les inquieta que las elites dominantes sean mendaces en los medios de comunicación. A nosotros, sí. Con este gobierno, fue posible volar y decir “no” al poder hegemónico. Pero los españoles, engatusados, votaron sin razonar sus propios funerales y el FMI y la Unión Europea reclaman otra reforma fiscal a pesar de que no baja el paro, no hay inversión pública y les aumentan a jubilados el 0,25 % anual. Sube la tarifa eléctrica y habrá copagos en la salud pública.

No hace falta estudiar al FMI. Es predecible, nunca acierta. Se puede apostar que no acertará con su ladina predicción de crecimiento para Argentina de sólo 0,5 % en 2014 y 1 % en 2015. Y el billete ganará.

Marx y Engels, en “La ideología alemana”, señalaron: “Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; la clase que ejerce el poder material, es su poder espiritual dominante”. Por ello, los políticos con escasos votos (incluso de izquierda, como se apreció en el reciente paro) se alinean con las corporaciones. Todo se compra, hasta las convicciones. Luego hay devolución de favores.

Por los trapos sucios de esos políticos que los medios ocultan. ¿Qué medios? Algunos de la SIP. La integran los dueños de 1.300 diarios y abogan, como si fuesen periodistas, por “libertad de prensa” en sus comunicados. En realidad, piden “libertad de empresa”. Para mentir.

Voceros y socios de las corporaciones prefieren un país invivible. Si un presidente antisistema busca otro mandato, gastan lo que sea para hundirlo. Encubren que los suyos gobernaron más tiempo. Debieron irse al no ser reelegidos. Ejemplos: en España, el “socialista” Felipe González (que hoy se dice fue ungido por la CIA) 14 años; en Italia incluso 14 años Berlusconi, actor en política por el fútbol del Milan, como Macri por Boca; en Alemania, el democristiano Khol fue 16 años canciller: partió por el escándalo de los fondos de su partido y recibir 300.000 euros de la tevé que sus privatizaciones recrearon; la Thatcher, 17 años en Gran Bretaña: perdió la interna por escándalos económicos de su hijo. A CFK la toleran sólo ocho. Acotan que más tiempo sería muy “antidemocrático”. Incluso aplaudirían derrocarla con un golpe blando. Lo intentaron ocho veces. La saga continuará.

Decía hace años el escritor Gore Vidal que en los EE.UU. “mandan las grandes multinacionales”. Nada nuevo. Y que la derecha rehúsa “dedicar el dinero a cuestiones tan frívolas como la educación o la salud”. La Presidenta dijo orgullosa que se asigna a la educación la mayor cifra histórica: el 6, 4 %. Pero el 40 % de los chicos de primer grado es anotado en las escuelas privadas, cuyo 60 % lo subsidia el Estado. Además, cobran altas cuotas. En la Capital, con un 17 % de alumnos sin vacantes, Macri subsidia con 16 % del presupuesto a las privadas y destina sólo el 1,8 % a las estatales. Raro. Cada vez más privadas, negocio surgido tras la lucha entre “laica o libre” de 1958: clase alta, sacerdotes y monjas pedían más colegios religiosos para recuperar la hegemonía escolar que tenían antes de Perón. Ganaron.

La “libre” es la privada, a menudo religiosa. Socava a la pública, en especial desde los ´90 y su menemismo privatizador. La pública en 2013 perdió el 23 % de alumnos; y Macri cierra escuelas. La privada educa a elitistas. La pública se basa en gratuidad, no discriminación y concurso para ser profesor. En la privada vale el poder económico.

Ejemplo: en EE.UU (tras medio siglo sin segregación) aún es visible una discriminación a negros e hispanos. El racismo continúa “en la práctica”, dicen. Por la desigualdad económica. Y más en educación, la etapa formativa para progresar. El peso racial, unido al entorno socioeconómico, les condiciona. Crecen con poco acceso a sanidad y una mala alimentación. En 2013 en las mejores 468 universidades, sólo el 7 % de los estudiantes eran negros. Un 86 % de niños negros y un 82 % de hispanos (y sólo el 58 % de blancos) leen sin un nivel adecuado. Debido a eso, a negros y latinos los segregan. Resultado: los latinos abandonan la escuela cuatro veces más que los blancos y los negros dos veces más. En la universidad es similar. ¿Su barrera? Tener menor salario y ser muy caras las carreras. Allá todo se paga.

En cambio, aquí se inauguraron en una década nueve universidades gratuitas en lugares no centrales del país, pues la educación pública, dijo la Presidenta, es la salida y el marco del progreso para la gente.

Pero en las privadas se recibe ese chauvinista que vive sin zozobras, odia al “negro” y nunca cree en las conspiraciones políticas. Quizás estudió una carrera, aunque vive atado a la credulidad. Supone que el Poder Judicial es impoluto y jamás necesita reformas. Si la Corte Suprema demora leyes dictadas por el Congreso, o el Poder Judicial ordena cautelares, no le preocupa. No piensa en las consecuencias de los actos de esas personas que se sitúan por encima de los demás. Ni se pregunta por qué ninguna Corte previa enjuició a los miembros de esas Cortes que avalaron los golpes de 1930, 1955, 1966 o 1976. Lo cual era el modo honorable y justo de hacer respetar la Constitución.

Desde estas líneas haremos de adivinos. Si el proyecto no sigue en 2015, a pedido del que gobierne la Corte podría anular retenciones agrarias, como apuntala un fallo. Sin base legal, pues son aranceles aduaneros, no impuestos. El resultado: desempleo y endeudamiento exterior. Hoy Justicia Legítima podría mejorar ese Poder. ¿Por qué?

Porque aquí no existe el derecho a elegir jueces y fiscales, como en muchos estados de EE.UU. Otro motivo: según el diputado Héctor Recalde, “La Nación” no abona aportes a la seguridad social desde hace diez años y la Corte tiene hace tres años la causa sin resolverla.

Hablemos a calzón quitado. Ya es sabido, según Gore Vidal, que “la política real está limitada a quien recauda, cuánto dinero, de quién, y para ser gastado por quién y en qué”. Los amos exigen obediencia a los gobernantes; no los toleran si lesionan la máquina de ganar plata. En varios países el alquiler de congresistas y jueces por privatizadas lo tapan monopolios comunicacionales mediante historias banales. Y si algunos se oponen manchan, con mil embustes, sus reputaciones.

Señaló CFK lo difícil que es controlar a los oligopolios y castigarlos por su rol depredador: deciden elecciones, ganan veloces licitaciones (¿quién la reciente del macrismo, de las fotomultas, por cuatro años más?) y con presiones y lobbies rebajan sus impuestos. Lo acaban de exigir empresarios. Pero el control del Estado dependerá de su voto.

Una comedia francesa, “La chica del 14 de julio” (2013) se burla de la crisis social, el desempleo, los crédulos que se dejan cortar dedo, brazo y cabeza por la derecha, e inventa la quita de un mes al verano para trabajar más. ¡Y nuevas leyes en abril lo hicieron realidad: otro ajuste! Aquí los medios arrastran a muchos de la nariz culpando a un “gobierno corrupto” en tanto ocultan su propia corrupción, probada. Que no paguen es otra historia. Pocos jueces condenan al poderoso. Esto cambiará con la lucha. Cambió en España. El partido Izquierda Unida imita a Néstor Kirchner: reclama no pagar parte de la deuda.

Gracias a los maestros de la escuela pública de nuestra generación, supimos que la prosperidad hace amigos y la adversidad los prueba. Ser dueño de la propia vida. No debe existir más quien muere por la fatiga del trabajo mientras el patrón lo mira con los brazos cruzados.

Decepciona que, por la degradación cultural de los últimos cuarenta años, la sociedad vote a congresistas que se comen las eses y actores de lengua vulgar. ¿Cómo puede permutarse? Animándose a creer, a esperar que algunos mañana desilusionen. No temer involucrarse en el barrio, cuidando las cosas de los Otros. Organizarse para defender y ampliar la base progresista. Desde el desánimo, nada se cambiará.

Intentar armar aquí en la Tierra el paraíso del hombre deseado por el hombre. El verdadero paraíso, como señala Roberto Rosellini en su gran film “Europa 51” (1952), un canto a la piedad y la solidaridad.

Si todos comprendiéramos el dolor de los Otros, su humillación, tal vez buscaríamos juntos el camino para salvarnos. Aquí. No sólo con la esperanza hija de la religión, sino revelando una conciencia social. ¿De qué modo? Protegiendo tantos avances logrados. Nunca menos.