Papel protagónico
El jueves 5 de junio se rebautizó la sala de audiencias donde se realizó el histórico juicio a las tres primeras juntas militares del la dictadura establishment – militar, con el nombre de “Salón de los Derechos Humanos”. Los seis jueces de este hecho con escasísimos antecedentes a nivel mundial, recibieron un merecido y largamente postergado reconocimiento junto al fiscal fue Julio Strassera y su importante colaborador Luís Moreno Ocampo. Esos hombres fueron protagonistas de un hecho excepcional. Pero la vida continúo. De eso trata precisamente esta nota.
CUANDO LA VIDA SE SIENTA A TOMAR UN CAFÉ
Hay momentos que la vida es generosa y les ofrece a algunos hombres la posibilidad de interpretar un papel protagónico. Traducido en términos poéticos, Joan Manuel Serrat lo expresaba así:
“De vez en cuando la vida/ nos besa en la boca/ y a colores se despliega como un atlas/
Nos pasea por las calles en volantas/ y nos sentimos en buenas manos/
Se hace de nuestra medida/ Toma nuestro paso/ Y saca un conejo de la vieja chistera/
Y uno es feliz como un niño/ cuando sale de la escuela.
De vez en cuando la vida/ toma conmigo un café/ y está tan bonita/ que da gusto verla/
Se suelta el pelo y me invita/ a salir con ella a escena.
De vez en cuando la vida/ se nos brinda en cuero/ y nos regala un sueño tan escurridizo/
Que hay que andarlo de puntillas/ para no romper el hechizo.”
A los integrantes del tribunal que juzgó a las tres primeras juntas militares del criminal gobierno establishment – militar que se inició el 24 de marzo de 1976, un día de 1985, más precisamente el 22 de abril, la vida les ofreció sentarse y tomar con ella un café, para una tarea tan notable como riesgosa. Fueron los integrantes de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal compuesto por Jorge Torlasco, Ricardo Gil Lavedra, León Carlos Arslanián, Jorge Valerga Araoz, Guillermo Ledesma y Andrés J. D’Alessio.
El fiscal fue Julio César Strassera con quien colaboró el fiscal adjunto, Luis Gabriel Moreno Ocampo. A esos 8 hombres, que fueron protagonistas fundamentales de un juicio con pocos antecedentes a nivel mundial, la vida se soltó el pelo como escribió el notable catalán y los invitó a salir con ella a escena.
El 9 de diciembre se conoció la sentencia condenando a Jorge Rafael Videla y Emilio Eduardo Massera a reclusión perpetua, a Roberto Eduardo Viola a 17 años de prisión, a Armando Lambruschini a 8 años de prisión y a Orlando Ramón Agosti a 4 años de prisión. Los acusados Omar Graffigna, Leopoldo Galtieri, Jorge Isaac Anaya y Basilio Lami Dozo no fueron condenados por no haberse podido probar los delitos que se les imputaban.
LA VIDA CONTINÚA
Para todos los protagonistas de este hecho histórico la vida continuó. Abogados prestigiosos, con solvencia económica consolidada, dejaron la carrera judicial y siguieron ejerciendo su profesión. Y en muchos de los casos en que intervinieron pueden ser cuestionados desde un punto de vista ético, pero son absolutamente legítimos desde el ejercicio de su profesión de abogados. Sin embargo, en muchos casos, desde una perspectiva histórica- que tal vez no les interese- volcaron el café o tal vez olvidaron que posiblemente sólo una vez “ …. la vida/ nos besa en la boca/ y a colores se despliega como un atlas/……. Y saca un conejo de la vieja chistera/ Y uno es feliz como un niño/ cuando sale de la escuela.”
León Carlos Arslanián, con una importante trayectoria pública, fue Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires habiendo proyectado por dos veces la reestructuración de la policía bonaerense y dado importantes pasos en su ejecución que quedó trunca por debilidades políticas de los gobernadores que lo designaron. Últimamente ha integrado la comisión de reforma del Código Penal. Pero con relación al hecho más trascendente de su trayectoria que fue integrar el tribunal que juzgó a las juntas, protagonizó luego un hecho contradictorio: en 1991 fue Ministro de Justicia de Carlos Menem, precisamente el presidente que había indultado en 1989 a los asesinos que el Tribunal que integró había condenado. ¿Era necesario participar del gobierno que dio gigantesca marcha atrás? Para Arslanian no fue un impedimento. En su estudio es socio Jorge Torlasco.
Jorge Valerga Aráoz es defensor de Carlos Pedro Blaquier, el dueño del Ingenio Ledesma, imputado de ser instigador y cómplice de la desaparición de trabajadores en la famosa noche del apagón el 20 de julio de 1976 en Libertador General San Martín y Calilegua, lugares donde fueron secuestradas alrededor de 400 personas, de las cuales cerca de medio centenar nunca aparecieron. Blaquier es considerado además unos de los instigadores civiles del golpe establishment- militar. Resulta fuerte y contradictorio ser integrante del tribunal que condenó a los militares y defensor de uno de los promotores civiles.
Guillermo Ledesma fue abogado de Alfredo Yabrán en cuyas fuerzas de seguridad revistaron asesinos de la ESMA, como Victor Hugo Dinamarca y Adolfo Donda Tigel. Otra vez, el ejercicio de la profesión produce contrastes que irritan los ojos.
El fiscal adjunto Luís Gabriel Moreno Ocampo junto con sus cargos internacionales, popularizó las dudosas cámaras ocultas y su estudio defendió al Padre Grassi. Fue Fiscal Jefe de la Corte Penal Internacional. En esa función fue cuestionado su desempeño por su actuación en Dafour (2006) y en Yugoslavia (2006) al poner a las víctimas en situaciones de riesgo. En la Argentina fue uno de los fundadores de Poder Ciudadano que es representante de Transparencia Internacional que se atribuye la lucha contra la corrupción mundial.
Julio César Strassera fue representante argentino ante organismos de derechos humanos en Suiza y renunció por los indultos otorgados por Carlos Menem. Es un crítico exacerbado del kirchnerismo, incluso en el tema de derechos humanos.
Ricardo Gil Lavedra se ha dedicado a la actividad política habiendo sido Ministro de Justicia y de Derechos Humanos de la Alianza bajo la presidencia de Fernando de la Rúa y ha sido luego legislador. Como la mayor parte del radicalismo que ha transitado en los últimos años un penoso desierto donde actúa en reiteradas oportunidades como vagón de cola de los grupos mediáticos hegemónicos, su figura se ha ido descolorando. Tuvo una actitud muy digna como integrante de la Comisión del Anteproyecto del Código Penal a la que defendió en medio del abandono de su partido.
Andrés J. D’Alessio es el único de los protagonistas de esta historia que ha muerto. Fue decano de la Facultad de Derechos y Ciencias Sociales y como abogado se desempeñó asumiendo la defensa de jueces muy cuestionados como Ricardo Lona al que se lo investigaba por su presunta participación en el secuestro del gobernador Ragone (hecho en el que fue asesinado el comerciante Santiago Arredes y se intentó matar a la entonces empleada Margarita Martínez de Leal) y en la Masacre de Palomitas, cometida el 6 de julio de 1976; y Juan José Galeano, éste por sus responsabilidades en la investigación del caso AMIA, que en buena medida fue una no investigación
PAPEL PROTAGÓNICO
Fueron actores protagónicos de un hecho trascendental de la historia argentina. Siguieron sus vidas y casi todos tuvieron contradicciones que contradijeron la letra de la extraordinaria canción de Serrat:
“De vez en cuando la vida/ afina con el pincel/Se nos eriza la piel, y faltan palabras/Para nombrar lo que ofrecen/ A los que saben usarla…….. De vez en cuando la vida/ Se nos brinda en cuero/
Y nos regala un sueño tan escurridizo/ Que hay que andarlo de puntillas/
Por no romper el hechizo.”