Para algo el magnate compró la red social que marcaba los climas sociales del mundo. Nunca es casualidad que los poderosos manejen los medios de comunicación.

A un usuario de Tiktok le resulta llamativo que cuando busca en X las tendencias vinculadas a marchas, protestas o la CGT no aparecen todos los resultados.

No son pocas las denuncias desde distintos lugares del mundo de la una presunta manipulación de las tendencias en la red social X, como la denominó su nuevo dueño.

En una época donde las redes sociales marcan los ritmos de la conversación global, la capacidad de incidir en esas tendencias, en lo que se y lo que no, condiciona severamente la libertad de expresión. Esa que parecen haber reemplazado por libertad de empresa y de negociados.