Restricción externa (Parte 2)
En un nuevo video de "Economía para Todos" la politóloga e integrante del Centro de economía política (CEPA), Julia Strada, nos explica la segunda parte de este problema llamado restricción externa.
Desde el 2003 en adelante se impulsó un proceso de industrialización por sustitución de importaciones. Esto a puso en el centro de la escena al problema de la restricción externa. En este sentido, ha habido importantes avances estructurales pero al mismo tiempo se plantean desafíos. En el frente externo aparecen problemas derivados del rubro energía, del sector automotriz y también por la demanda de bienes de capital de la industria electrónica de Tierra del Fuego, y por otro lado ha habido una reducción del comercio con Brasil.
- ¿Cuáles han sido los cambios estructurales?
En primer lugar ha habido una política de desendeudamiento fundada en la reestructuración de la deuda, el pago al FMI y la no toma de nueva deuda. Un indicador relevante de lo que representa la deuda tiene que ver con La relación entre deuda externa/PBI en el 2002, esa relación, llegaba a un 166% , es decir la deuda era prácticamente un PBI y medio, mientras que en el año 2012 esa relación era, tan solo del 44% . Por otro lado, la deuda externa con privados en dólares pasó de representar el 92% (2002) al 9% en la actualidad. Esto ha permitido implementar políticas de corte heterodoxo sin tener el condicionamiento de los organismos multilaterales de crédito frente a la soberanía económica de nuestro país.
También ha sido clave el impulso al proceso de industrialización por sustitución de importaciones. Además de la cuestión de la alteración de los términos de intercambio que significa que los bienes que exporta Argentina se vuelven más competitivos internacionalmente, ha habido un claro impulso al consumo del mercado interno y al mismo tiempo el salario a dejado de ser un costo para pasar a ser un componente de la demanda agregada.
A diferencia de lo que algunos economistas llaman “viento de cola”, los principales componentes que han impulsado la demanda agregada en estos años han sido, por un lado el consumo, tanto público como privado y por otro lado la inversión. Por ejemplo, las exportaciones han representado solo el 9% entre 2003-2012. Mientras que durante la década del 90' las exportaciones representaban, prácticamente, el 50%. Sumado a ello, ha habido un crecimiento de las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) respecto de las Manufacturas de Origen Agropecuaria (MOA). Estas han crecido, prácticamente, un 260% entre 2003-2012, y hoy llegan a representar un tercio de las exportaciones totales (34 por ciento) de nuestro país.
Por otro lado, ha habido una nueva Política energética, vinculada con la estatización de YPF. Nosotros venimos con una creciente demanda de energía producto del proceso de industrialización pero, a sí mismo, de un proceso declinante de la producción de hidrocarburos, por el vaciamiento de la empresa que efectuó Repsol. Sin embargo desde Mayo del 2012 hasta diciembre 2013 la producción de crudo se ha incrementado un 8%, mientras que la producción de gas prácticamente se ha incrementado un 9%.
También ha habido una reducción importante en la formación de activos externos . Si en el 2011 esto representaba cerca de 21 mil millones de dólares , para el 2012 paso a 3 mil millones, mientras que para el primer trimestre del 2013 solo 261 millones de dolares.
Por otro lado ha habido un freno a la remisión de utilidades al exterior a partir de la introducción, por parte del estado, de directores en las empresas. En el 2011 esta remisión de utilidades era de 5 mil millones de dólares, en el 2012 paso a ser solo de 400 millones y para el primer trimestre del 2013, solo 13 millones.
ADEMAS DE ESTOS CAMBIOS ESTRUCTURALES, a sido fundamental el cambio en el rol del estado respecto a la intervención en la economía esto permite ampliar los márgenes de soberanía económica y al mismo tiempo intentar resolver el problema de la restricción externa a partir de la profundización del proceso por sustitución de importaciones
Excediendo el programa devaluacionista del año 2001 (que hoy quieren recrear) e incluso con una clara impronta distributiva, este proyecto político y económico ha revalorizado la producción y la inclusión como bastiones medulares de una sociedad más justa.