Periodismo para el golpe
Después de once años de gobierno kirchnerista no deja de ser asombrosa la capacidad de los periodistas independientes para analizar la política del gobierno de una manera absurda. Si repasamos lo publicado y lo dicho en las últimas horas nos podemos encontrar con Fernández Díaz que en La Nación nos cuenta que la presidenta es muy mala en eso de leer la realidad. Lanata ayer a mañana le habló a la presidenta (robándole el negocio a Nelson Castro) para exigirle que muestre su título de abogada, mientras le contaba a su pobre público –él parece convencido de verdad- que la va a llevar presa como aquellos marshall solitarios y justicieros de Sábados de Superacción que cruzaban el desierto para atrapar al peor de los malhechores. Morales Solá escribió “El kirchnerismo es ahora un animal herido. Golpea en el vacío, ciego y torpe.” Osvaldo Pepe en consonancia con Joaquín, ayer escribió que el kirchnerismo es “una fiera acorralada, lanzando rugidos y zarpazos en la oscuridad. Como si se sintiera cercada y sin salida.” Y no quiero aburrir llenando esta columna de citas que no nos van a agregar nada. Pero sí me interesa anotar que estos expertos en analizar la realidad ven a la presidenta desesperada, fuera de sí, como una fiera ciega, herida, y siguen insistiendo con el fin de ciclo, ahora con el agregado de que el ciclo termina para el kirchnerismo en un callejón sin salida, en un abismo, la cárcel, o la debacle. Una especie de apocalipsis populista que ni Carrió anda prediciendo por estos días.
Lo que hay que anotar también son las cifras que aparecen en los sondeos de los últimos tiempos, donde el gobierno, la presidenta y su gestión aparecen con una imagen positiva altísima para lo que se espera de una gestión con muchos años. Lo que hace que cualquiera se pregunte ¿por qué estaría enceguecida y desesperada una presidenta o un gobierno que al final de un largo mandato los números le dan más que bien? Pero no importa. Como no le importa a La Nación que las encuestas digan que la política de DDHH del gobierno tiene una gran aceptación en el electorado. En ese diario el sábado pasado igual se dedicaron a explicar las bondades del macrismo que va a terminar con esa política de verdad y justicia, porque propicia otra política con menos verdad y menos justicia que llaman “de reconciliación”.
Uno no está acá para darle consejos a la oposición, y menos al periodismo independiente, pero dan ganas de decirles que si de verdad quieren ganar las elecciones (no creo que quieran ganarlas, pero sí quieren que pierda el kirchnerismo) deberían sacarse los clichés de encima y dejar de creer en sus propias operaciones que además de perder sentido por repetidas, van quedando viejas. El Hubris, la furia, la ceguera política, la estupidez económica, la debacle social, el hambre del pueblo, la falta de trabajo, el cierre de fábricas, la tristeza generalizada, la megacorrupción, el caos en la calle, la violencia asesina, la represión estatal, la impostura permanente, la inflación imparable, el aislamiento del mundo, y el final del ciclo que propició todas estas desgracias son viejas operaciones que de tanto repetirse parecen haber alcanzado la categoría de alucinaciones. Y no es que me interese la salud psíquica de los periodistas independientes, ni su capacidad de conectarse con la realidad.
Uno no comprende qué tipo de operación mental realiza esta gente cuando por ejemplo la presidenta da un discurso memorable en la ONU –por decir algo- y ellos lo ven como un balbuceo vergonzoso. A esta altura la máxima de Néstor de “Clarín Miente” sigue siendo verdadera, aunque no es suficiente para explicar en qué andan esas cabecitas locas. Y no es que a uno lo preocupe, es un poco de curiosidad nomás. Quizá el odio histórico que explica la crueldad con que se implementaron aquí los gobiernos antipopulares hoy venga en este formato alucinado. Pero esa energía que fue imprescindible para dar golpes de estado y aplastar sin piedad cualquier resistencia, hoy que no existe la posibilidad de la salida en helicóptero, no les sirve más que para seguir perdiendo elecciones democráticas. Sin embargo en los últimos largos años vienen actuando como lo hacían meses antes de un golpe de estado. Quedaron automatizados en viejos mecanismos que no funcionan más. Sin darse cuenta de que el golpe no es una opción, y que quedó demostrado que el teorema de que “con tres tapas volteamos un gobierno” no funciona para el kirchnerismo. Por eso no saben colaborar con una oposición política y hacen el ridículo cuando utilizan mecanismos que ya no funcionan sin cuarteles amigos.
Pero bueno, si es la democracia lo que los volvió locos y obsoletos, problema de ellos.