El misterio Sarlo
Beatriz Sarlo no puede parar. Desde que se subió al tobogán de la razón opositora no deja de deslizarse cada vez a mayor velocidad y más abajo en ese mundo donde toda reflexión y todo análisis lleva de manera irrefrenable a golpear al gobierno nacional.
Y aunque me aseguran que alguna vez pensó, hoy hace lo mismo que Longobardi y otros gnomos que existen en el bosque mágico de los medios para realizar esa tarea. Es raro porque ella podría existir sin necesidad de hacerla, y es por eso escribo estas líneas, porque me parece un misterio que teniendo opciones menos indignas haya elegido esta última.
Así Sarlo en su nota “A todo o nada” publicada en Perfil, puesta a reflexionar sobre el atentado terrorista de París termina pensando igual que Longobardi. Así comienza “La imagen puede verse en internet. El 15 de enero de 2013, Charlie Hebdo hizo tapa con una caricatura de François Hollande, presidente de Francia, de cuerpo entero, con la bragueta abierta y el miembro que asoma, todavía chorreando una gotita. La ocasión de esa tapa fue el affaire sentimental entre Hollande y la actriz Julie Gayet, que provocó la ruptura de su matrimonio con la periodista Valérie Trierweiler.” Y usted dirá ¿y a mí que me importa el pito de Hollande? Pero bueno, mejor que le importe porque Sarlo para hablar de terrorismo elige hablar de Charlie Hebdo y la libertad de expresión, para lo cual elige el pito de Hollande y desecha los chistes sobre Mahoma y desecha el terrorismo también. Obviamente todo lo hace longobardianamente para pasar del presidente francés a la presidenta argentina y desmerecerla. Es entonces cuando hace esta comparación que le simplifico: ¿Recuerdas tú cuando Sabat el bueno dibujó a Cristina con la boca tapada y ella dijo que era un mensaje mafioso? ¿Recuerdas tú cuando Sabat el sabio dibujó a Cristina con un ojo en compota? Dice Sarlo-Longo “Algún intelectual recurrió a la acusación de que el mensaje no era en este caso mafioso sino de violencia de género (pocas veces leí una estupidez tan políticamente correcta).” Se ve que ante esas lecturas de estupidez políticamente correcta elige repararlo escribiendo estupideces políticamente incorrectas.
No sé si a Sarlo vaya a interesarle, pero voy a explicar algo. No dice lo mismo el dibujo del pito alegre de un presidente, que dibujar un ojo golpeado o un boca tapada que calla la voz de una presidenta. Si quiere lo vuelvo a escribir, pero más fácil es volver a leer. Sarlo-Longo no ve la diferencia entre una imagen donde el macho Hollande viene de hacer lo que hacen los machos –una situación que no tenía que ver con ningún conflicto político- y la imagen de una presidenta a la que “le pusieron una piña” o “le taparon la boca”, editorializando sobre las pujas del gobierno con sectores de poder concentrados. ¿Por qué razón misteriosa Sarlo piensa como Longobardi? Yenesepá. Pero ahí es cuando la intelectual favorita de Lanata compara lo que hace un presidente de La France y una presidenta de acá: el francés del pito afuera no se queja de la caricatura porque es respetuoso de la liberté de expresión, todo un caballero republicano hasta con el pito al aire. En cambio la sudaca populista contesta cuando Clarín le manda esos mensajes políticos dibujados por Sabat el dignísimo. Si Sarlo quisiera, comprendería la diferencia entre humor político y humor irreverente. El irreverente es el que escandaliza a las viejitas pudorosas y no molesta a nadie, ni devela nada.
Rebobinemos: estamos hablando de Charlie Hebdo, doce asesinados, y un atentado terrorista que podría cambiar la política europea de los próximos años. Bueno, Sarlo-Longo prefiere hacer este recorrido bobo nada más que para comprobar que Cristina ¿saben qué? se parece un poco a los terroristas porque al expresar su disgusto demuestra que no es devota de la liberté de expresión. Mondié! Ahora bien, este recorrido no es exclusivo de Sarlo-Longo, otros pensadores contemporáneos argentinos aprovecharon el atentado terrorista para arribar a la misma conclusión: el gobierno kirchnerista no mata a nadie, pero si pudiera… ¡con qué gusto los mataría a todos, señora!
Otro, Tomás Abraham-Longo en su columna publicada en Clarín escribe “Sin risa no hay libertad. Sin burla no hay libertad, sin sacrilegio ni hay libertad ni Dios, salvo que sea un dios castrador. En un país como el nuestro también deberíamos poder reírnos, caricaturizar, y criticar sin miedo a Bergoglio, a Evita, Néstor Kirchner, al Ché, San Martín, a Cristina Fernández y al Gauchito Gil. Si no lo hacemos con frecuencia, es porque, de alguna manera, no se nos ocurrió. O porque no nos atrevemos.” Pero la pucha, Abraham-Longo, que no sé si he leído autor más amargo en mi vida, hoy nos propone risas a granel. Que tampoco recuerdo humoradas de Beatriz, que hoy requiere un humor sin límite alguno, porque la liberté cé tré sholí. ¡Cuánto mejor sería este país si todo el día nos cagáramos de risa del Gauchito Gil! ¡Cuánto más parecidos a Europa seríamos si nos cagáramos de risa de Evita! “En Europa se nos cagan de risa” reflexionó alguna vez Lanata quizá previendo estas hondas disquisiciones.
Sin embargo los pensadores longos, tal como enseña el auténtico y original Longobardi, cuando las expresiones son “kirchneristas” sí levantan sus republicanas voces de alerta para advertir por la ola de violencia y peligrosa discordia que éstas siembran en la siempre amena sociedad argentina.
Dibujito de Sábat: liberté. Expresión de kirchnerista: amenaza a la liberté.
La intelectual Sarlo-Longo escribe “Como corresponde, la Argentina condenó los asesinatos de los humoristas y periodistas de Charlie Hebdo. Pero (el “pero” amigos, advierte que la condena del asesinato quizá no sea una condena cabal, sino acaso ¿un mal disimulado regocijo por los asesinatos? Oh la lá…) quisiera hacer un ejercicio de imaginación: ¿qué pasaría si, incurriendo en un registro tan privado como el de la caricatura del miembro viril de Hollande, algún diario nacional publicara dibujos de la Presidenta rodeada del equipo que la maquilla y la peina cada vez que aparece en público, acá y en el exterior? ¿Qué pasaría si, el día que dejó esperando a Michelle Bachelet una hora, el dibujo humorístico hubiera representado a la Presidenta mientras le ajustaban una extensión de pelo? ¿Cuál sería la condena de quien la hubiera dibujado mientras se resbalaba sobre un “líquido deslizante” porque estaba ensayando el nuevo pasito del verano para mostrárnoslo en una de sus presentaciones en las terrazas de la Casa de Gobierno? A esta altura, creo que la obsecuencia de la guardia de honor presidencial no aceptaría ni las caricaturas de Landrú. Y les parecerían extremistas los dibujos humorísticos de fin del siglo XIX.”
Sí, señor, yo no estoy drogado: Sarlo se pregunta “¿cuál sería la condena?”
A mi obsecuencia todo esto le resulta muy interesante. Veamos la imaginación de Sarlo-Longo: por un lado el miembro “viril” de Hollande. Viril. No pito, ni pistolita, ni pinchila: virilidad masculina. Por el otro la presidenta que ella tiene en la cabeza: la boluda que se maquilla, que se peina y que baila. Qué raro, pero es como si sus rasgos femeninos fueran los que hacen risible y tonta a la presidenta. Supongo que si Sarlo-Longo leyera esta larga obsecuencia volvería a sentir que es una estupidez de género. Ahí esta Sarlo más Longo que nunca sosteniendo que la presidenta es una bailarina en la terraza de la Casa de Gobierno. “¿Cuál sería la condena?” Deje, Beatriz.
Pero volvamos a la pregunta amplia de la crítica literaria: ¿Qué pasaría? Bueno, la memoria es útil para recordar sucesos que ya ocurrieron en la realidad, aunque también podrían pasar potencialmente. Fijesé qué pasó con la denigrante imitación de Cristina que hacen en el programa de Lanata. Y busque las tapas de Noticias donde la presidenta no apareció resbalando como la intelectual propone, pero ya apareció desnuda, golpeada, como una loca, con un supuesto amante, como una chorra, en un orgasmo, con la cabeza abierta, etc. ¿Y qué pasó? Todos sabemos qué pasó. Un comando de la Cámpora entró cada una de esas veces a la redacción de la revista y los mató con sus fusiles Axel Kalashnikov al grito de “Dios es peronista”. Por favor.
Cuando el terrorismo atacó el World Trade Center no fue un ataque a la libertad de empresa. Cuando el terrorismo atacó la Estación de Atocha no fue un ataque a la libre circulación ferroviaria. Cuando el terrorismo atacó AMIA no fue un ataque al mutualismo. Pero ahora, cuando el objetivo es una revista, la corporación de medios y sus trabajadores simpatizantes y sus amicus curiae se colocan en el centro de la escena para agitar el derecho a la libertad de expresión como si fuera exclusivamente suyo y no de todos nosotros. Un derecho que no quedó lesionado por más que los terroristas hayan asesinado a los dibujantes. Porque aunque suene brutal y antipático, y no sea correctamente demagógico, es cierto y es cruel y terrible que hoy Francia tiene doce comunicadores menos, pero no hay menos libertad para expresar lo que se quiera. Esa tramposa confusión la necesitan los pensadores-longos para hablar de nuestro país con el asco, el desprecio y las mentiras de siempre. Porque si fuésemos Francia, monsherí, qué de liberté habría en nuestros medios, y cómo nos reiríamos de los correntinos que peregrinan hasta el santuario del Gauchito Gil para encenderle una vela roja como pide Abraham.
Tomás Abraham-Longo escribe “No se trata de “contextos” como dicen quienes siempre justifican cierta sangre derramada, sino de evitar respuestas del mismo calibre.” Fijesé cómo Abraham muy Longo fue derechito a buscar a la decana Florencia Saintout fusilada por Clarín por pedir contextualizar un hecho tan grave como complejo. ¿Qué es lo malo de contextualizar? Decenas de notas en Clarín y La Nación también se dedicaron al contexto del ataque criminal. Pero el intelectual-Longo debe acusar a los kirchneristas de ser cómplices de los asesinos aunque estén lejos geográfica y silogísticamente. Si no qué razón tendrían para sentar la cola en una silla y ponerse a escribir. Ninguna. El intelectual-Longo no contextualiza, busca o inventa puntos en común entre las peores desgracias del mundo y el gobierno argentino.
Es increíble y un poco triste, cuando Europa es una granada que estalla, hay quienes insisten en que igual –o peor- estamos acá con la yegua y los negros peronistas. Y eso es todo lo que tienen para aportar después de tantos años de lecturas, y pestañas quemadas, y tanto mayo francés.