La tinellización de la política
Entre las diferentes definiciones de política, una de las más interesantes es la de Michel Foucault que la considera “la disputa por el sentido de una sociedad”. Con qué problema se encontrarían los seguidores del pensador francés si intentaran encontrar el sentido de la sociedad argentina en la cumbre de referentes opositores convocados a través de la televisión, al posible casamiento del todavía candidato por el Frente para la Victoria Martín Insaurralde y su vistosa novia Jessica Cirio. El ex intendente de Lomas de Zamora es un típico político de construcción noventista, insustancial en su discurso y de una trivialidad aplastante en sus actos. Puede ser candidato por A y por su opuesto. Buena presencia, pareja atractiva, y discurso acomodado al papel que le toca en el reparto de roles. Que algunas encuestas lo dan como el candidato a gobernador de la principal provincia argentina, lleva a que sea una presa codiciada por el incombustible Daniel Scioli y el oportunista Sergio Massa. Ambos recibieron el llamado de Tinelli y la correspondiente invitación pública. El tercero fue Mauricio Macri, convertido en el trofeo que terminará por tupacamarizar el cuerpo desarticulado desde su nacimiento del FAUNEN. Cuando tiene que definirse, Insaurralde transita por las declaraciones pasteurizadas e insípidas. Invitado a pronunciarse ante la consigna “Patria o buitres” opta por discurrir en contra de la confrontación y a favor del consenso.
No lo dirá nunca, pero el hijo de Franco Macri nunca se imaginó que aquella que no quería sentarse con él hace algunos años por considerarlo un contrabandista, hoy ha decidido romper con Pino Solanas para catapultarlo como el candidato imprescindible de un frente de base no peronista y antiperonista o dicho en otros términos contra el Partido Justicialismo y el kirchnerismo.
La inefable pitonisa de catástrofes apocalípticas se levantó del acto del que formaba parte en dirección a la pizzería “Los Inmortales”, cuya calidad exaltó, en momento que un desubicado Pino Solanas volvía a un discurso nacionalista en el lugar inapropiado. Carrió tiene claro su propósito, mientras Solanas vive en el desconcierto de no saber si se equivoca con sus aliados o con el exaltado discurso de militante universitario.
Algunos radicales que carecen de un candidato nacional, encuentran en el líder del PRO el referente que le falta y se encaminan a consumar una alianza que suple carencias recíprocas y potencia virtudes alternativas. Macri obtiene del radicalismo la estructura nacional que le falta; y el viejo partido logra el candidato imprevistamente tentador del que carece. Y no van a enarbolar viejos escrúpulos puristas, cuando hace unos años alquiló un candidato cuya última performance era haber sido Ministro de Economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner.
Morales, Cobos, Sanz, Aguad, no pueden sinceramente, sentir escozor de una alianza con el PRO.
Menos se entiende al referente del partido que se apropió hace más de un siglo de un nombre equivocado, el ex intendente y gobernador santafesino Hermes Binner. Desde una identidad equivocada, “socialista”, Hermes Binner, el hombre que tiene menos cintura que un obeso, afirmó que él cree “en la mano invisible del mercado”. Macri piensa lo mismo pero no necesita decirlo, de la misma forma que no aparece el camello en el Corán, cuya presencia es obvia para un árabe como señalaba Jorge Luis Borges.
Que Binner considere un límite la alianza con Macri, es a esta altura de los hechos, de las declaraciones y de la historia, un misterio más profundo que la Inmaculada Concepción.
Que la política puede banalizarse sin dejar de ser atractiva, lo demuestra el extraordinario stand-up de Elisa Carrió en su teatro preferido que son los medios del grupo Clarín y de todos aquellos periodistas que para entrevistarla deben renunciar a las repreguntas. En un texto dramático, humorístico y contradictorio, la chaqueña pasó de maltratada a afirmar que crece en las encuestas sin decir si va a ser o no candidata; de pedir tranquilidad en medio del anuncio de truenos y relámpagos, a sentirse despreciada; de pedir que recen por ella a sostener que se sostiene gracias a la eucaristía; de proclamar un amor planetario que incluye aún a los despreciados kirchneristas, a declararse inocente del amor que recibe, así como a caminar en el barro para conseguir purificar un país que si sigue ganando el justicialismo es un narco-estado.
Más allá de sus desmesuras y misticismo, la táctica de Carrió es clara: quiere constituir un frente antiperonista y en el mejor de los casos no peronista. Al mismo tiempo es lógico que se sienta despreciada porque el multimedio que cimenta su carrera, sensatamente, no la considera como alternativa presidencial. Entonces, la diputada le recuerda su defensa incondicional de los hijos de Ernestina.
Pero si tiene claro el objetivo y las alianzas que debe concretar, a Carrió la traiciona su temperamento destructivo, definido con una precisión notable por Jorge Asis, en su manejo ingenioso de la ironía: la ha denominado “Nuestra Gioconda pintada por Bottero” y que “tiene una empresa de demolición, que luego no sabe qué hacer con los escombros.”
Los seguidores de Michel Foucault se volverán a Francia, después de analizar estas expresiones y referentes con muchas dudas acerca de “cuál es la disputa por el sentido de nuestra sociedad” ¿Reconsiderarán la definición de política?