Unidos se trata de un armado de 15 organizaciones sociales y políticas: Movimiento Alianza PAIS, Partido Socialista Frente Amplio y Partido Avanza, entre las más renombradas, acompañadas de una docena de organizaciones que también apoyan el proceso de cambio iniciado en Ecuador bajo el gobierno de Rafael Correa, conocido bajo el concepto de Revolución Ciudadana.

 

El documento constitutivo de la nueva fuerza afirma que el objetivo es “apoyar, profundizar y avanzar en los cambios estructurales necesarios para construir el Socialismo del Buen Vivir”, a fin de evitar los “afanes desestabilizadores” de la derecha ecuatoriana, que se rearma bajo la nueva figura de Mauricio Rodas, actual alcalde de Quito. El texto es claro en cuanto a la necesidad de aunar esfuerzos en pos de “derrotar la agenda de restauración conservadora”, una preocupación que Rafael Correa ha explicitado permanentemente tras la pírrica victoria conseguida en las últimas elecciones regionales -`restauración` que además el presidente visualiza como peligro para todo el continente-.

 

Correa señaló con mucha claridad y con mucha precisión, a partir de esos resultados electorales de febrero, que era necesario realizar actualizaciones para repotenciar a Alianza País. Pero también hizo una convocatoria clara y amplia de organizaciones con las cuales debimos haber confluido en esa elección”, afirmó días atrás Oscar Bonilla, Secretario de Acción Política de Alianza País. Fue en ese momento donde Correa advirtió los peligros de “dormirse en los laureles”, indicando su incomprensión coyuntural ante la imposibilidad de haber efectuado un frente con el Partido Avanza -que ahora, en esta nueva coyuntura, pasó a conformar Unidos-. Asimismo Doris Solíz Carrion, Secretaria Ejecutiva de Alianza País, sentenció que“esta es una unidad moderna, progresista, no dogmática, que deja de lado todas las mezquindades del `todo o nada`, porque nos une el objetivo de dar lo mejor para nuestro pueblo”.

 

Ahora bien, ¿esta confluencia tiene un objetivo meramente electoral? Esta es una preocupación central de gran parte de las organizaciones políticas de la región, más allá de su ideología: no convertirse sólo en un fenómeno que emerge cada dos o cuatro años, a la hora de participar en las urnas, y que luego se retira hasta la próxima contienda. Unidos comparte esa reflexión en su texto inaugural, donde afirma que su objetivo fundamental “es la acción política permanente y no la contienda electoral”.

 

Dos antecedentes pueden rastrearse al respecto de este “paraguas” de organizaciones en el marco de los gobiernos posneoliberales de nuestro continente: el Gran Polo Patriótico en Venezuela -donde el Partido Socialista Unido de Venezuela ha confluido con otras organizaciones- y el frente Unidos y Organizados en nuestro país, que aglutina a buena parte de las organizaciones sociales y políticas del kirchnerismo.

 

Sin dudas influenciado por un escenario político local que ya se presenta diferente luego de la emergencia de Mauricio Rodas como alcalde de Quito, esta nueva herramienta organizativa creada por Correa debe ahora consolidarse y afianzarse con un trabajo cotidiano de todas estas estructuras, evitando convertirse sólo en una fuerza estrictamente electoral, y pudiendo a su vez dar cuenta del variopinto y heterogéneo apoyo que la Revolución Ciudadana supo conseguir durante estos años.