Entre el dolor, el orgullo, la marcha y la paridad
Son muchas muchas cosas las que pasaron este 19 de octubre así que, como las tengo en la cabeza, las escupo acá. Una serie de pensamientos, algunos más largos, otros más pequeños, que dan vueltas y que no puedo ordenar. O sí puedo, pero siempre se escribe ordenado, esta vez vamos a darle una oportunidad al caos.
* La lluvia fue injusta y maldita pero hizo de la jornada algo épico e inolvidable. "La épica duele, chicas. Sale cara", comenté abajo del paraguas con los pies helados.
* Consejo. Intenten ir alguna vez a una de estas marchas solas. Sin organización ni amigas ni pareja. Solas. Caminen entre la gente en silencio, observando y escuchando atentas. Mirando para afuera pero también para adentro. Las sensaciones son distintas, más profundas, más intransferibles.
* Cada vez que hacían el grito a favor del aborto legal, piel de gallina. En toda la plaza piel de gallina. Ese grito indígena con esa garra e intensidad que espanta de lo potente. Que parece que sale de las tripas, de los ovarios. De la concha. De ahí sale el grito.
* Los paraguas fueron molestos pero pintorescos. Incómodos pero salvadores. Socotrocos pero necesarios.
* En el subte me hablaron dos señoras que no podían ira la marcha pero que estaban muy emocionadas. "Vamos a tantos lados con lluvia. Recitales, reuniones. ¿Cómo no vamos a ir a pedir que no nos maten más?", dijo una.
* Cien mil personas en una semana. Toda esta convocatoria, el paro y la marcha se armaron en menos de diez días. Cuando a Lucia la mataban hijos (no)sanos del patriarcado. Cuando a Marcela, Florencia, Soledad, Beatriz, Melina, Romina, Belén, Carina también. En cada chica muerta, estas cien mil personas presentes reafirmaban estar acá, bajo la lluvia incesante.
* ¿Vos creés que esto sirve? Me preguntó Juli cuando nos volvíamos. Sí, dije. El pueblo sacó a un presidente de la Casa Rosada. Si sirve. En este caso ayuda a que miles de mujeres que hace años luchan por sus derechos sientan que su esfuerzo tiene frutos, que no están ni cerca de delirar, que no son exageradas ni que están solas. Sirve para que nos vayamos despertando, para que cada vez más jóvenes entendamos que ser mujer no es una imposibilidad sino una característica como cualquier otra. Que podemos. Que merecemos y necesitamos más derechos que contemplen a las madres, las solteras, a las que nunca tendrán hijos. Que necesitamos salir a la calle "porque ningún derecho se pide, porque los derechos se exigen".
* Había hombres al final. Muchos. Re lindo. Cuando preguntaban si los tipos podían ir se respondía que sí, que claro pero que atrás, porque esta es una marcha de mujeres. Y la verdad es que no hubo ni atrás ni adelante, todo era tan enorme y caótico que estuvieron por todos los costados, acompañando en silencio. Y, como leí por ahí, ahora tienen la responsabilidad de hacer lo que hacemos muchas de nosotras a diario, refutar machismos, marcar y enseñar nuevas maneras de ver los roles binarios que esta sociedad nos propone. La única forma de ganarle al sexismo es evangelizando, es un ejercicio constante y vaya si sonante. Pero realmente necesario y, creo, la única manera de encontrar un cambio real.
* En la plaza llovía a cántaros pero había puestitos de chori y hamburguesas funcionando. Ese olor a marcha estaba casi intacto y menos mal.
* Los carteles con cinta adhesiva para que no se mojen. Las fotos raras, difíciles de sacar, las caras mojadas, los gritos al aire, las sonrisas cómplices, las fotos de las chicas muertas y un mensaje claro: "Somos las voces de las chicas que ya no tienen voz".
* Era imposible encontrarse en la marea. Entre los paraguas y la confusión, si tu intención era buscar a alguna amiga o encontrarte en la puerta del McDonald's a las 17, eso nunca pasó. Era tanta la cantidad de gente. Tanta.
* Las redes se llenaron de comentarios positivos, de empujes, de reclamos válidos. Y también de inadaptadxs que no ven o no quieren ver todo lo que pasa a su alrededor. Que cada 18 segundos el 911 recibe un llamado por violencia machista. Que muere una mujer, antes cada 31 horas, ahora cada 26 por su género. Que salir a la calle siempre es una amenaza. Siempre. Si hay mucha gente o si no hay nadie. Si está iluminado o a oscuras. Siendo hombre nunca sentiste el miedo de que te secuestren y seas parte de la trata. Que te encierren en un cuarto, te droguen y te violen durante años. O que te arrinconen. O que te acosen verbalmente. O que tu jefe se te tire y tengas miedo de que al decirle que no, haya represalias. O que tu escote estimule de más a alguno y quiera tocártelo sin permiso. O que te traten de poca cosa por coger libre, o que siendo puta te pongan drogas y termines presa. O que se burlen de cómo pensás porque sos mujer y eso nos enseñaron que teníamos que pensar. O que por ser seria seas una mal cogida o que por tener temperamento seas una loca. O que te dejen pasar en el bondi pero después te escupan o te peguen porque no hiciste la comida. O te digan princesa para después decirte fácil porque sos una princesa que usa polleras muy cortas. Porque nunca pensás "este vestido es muy provocativo y me va a traer problemas" y que los problemas sean violencia. Porque jamás cruzaste de vereda si veías a tres chicas en una esquina.
* La cantidad de adolescentes que vimos es directamente proporcional a la esperanza que da el futuro no tan lejano.
* La cobertura de los medios, yo me pregunto, ¿por qué este y los anteriores #NiUnaMenos los cubrieron todos los canales y diarios y el Encuentro Nacional de Mujeres nunca? ¿Será que pasa en Capital y por eso es así de visible? Porque además de cubrirlo, los medios hicieron las previas e invitaron a la gente a que vaya. ¡Los medios se volvieron feministas por un rato! ¿Será que somos tan unitarios como dicen? ¿Será? Cuando tiré la nota, una chica por Twitter hizo una apreciación muy buena respecto a este punto. Los medios lo cubren como lo cubren porque hasta ahora fueron masivas y pacíficas. El Encuentro está estigmatizado por las mujeres en tetas, por las piedras y los disparos de la Policía represiva. "Fijate que hoy en algunos canales de TV están pasando `cómo quedó el Cabildo´. En la próxima van a hacer foco en eso", dijo sabiamente.
* Hablando de feminismo, en la marcha había muchísimas personas que aún no se consideran feministas. Pero ahí estaban. Luchando en la calle, poniendo el cuerpo a una causa justa para todas. Yo te respeto, mujer no feminista, pero la verdad es que si luchar por nuestros derechos no es feminismo, no sé qué lo es.
* Mientras ayer se marchaba, ayer se votaba algo tan importante como la representación mitad mujeres mitad hombres en las listas. Así empujamos ese triste 4% de representación en el 91 con la Ley 24.012 a un 34% en Diputados y 40% en Senadores en el 2016. Ayer, aunque estuvo difícil, aunque muchas mujeres tuvieron que convencer a los funcionarios a fuerza de debates eternos, se aprobó en Senadores. Ahora vamos por el 50%, porque somos la mitad, porque es justo y porque, como dije antes, sin empuje, sin pelea y sin exigencias, los cambios grandes no suceden.
* Antes de irme del laburo hablé con un compañero sobre la marcha. Le dije que creía que iba a ir poca gente porque llovía mucho y porque se había organizado con muy poca anticipación. Él, recontra seguro de que iba a ser multitudinaria, me quiso apostar algo.
Hoy en el trabajo cocino yo.