El secreto de lo que los buitres embolsan
Tituló ayer “La Nación” en tapa y dichoso, que la calificadora Standard & Poors bajó la nota de la deuda externa argentina.
Buitres locales, economistas y consultores, buscando carroña critican al Gobierno. La Corte Suprema de los EE.UU, al mirar para otro lado en su fallo sobre el fondo NML Capital afecta la decisión soberana de países extranjeros en materia financiera y respalda las políticas especulativas afines al neoliberalismo.
Surgió pues el trío Menem-Cavallo-De la Rúa y el megacanje cedieron la soberanía jurídica a favor de tribunales de países dominantes. Ningún juez o tribunal argentino les pidió rendir cuentas. El fallo beneficia a quienes ni siquiera tributan en los EE.UU, señaló la Presidenta en el G 77: tienen sus domicilios fiscales en paraísos fiscales. La intención oculta es probable que sea castigar a una nación periférica que paga sus deudas sin recurrir al FMI, y le quitó un negocio a sus verdes manos.
A nadie importa que Griesa dictara un fallo usurario, donde la ganancia asciende al 1.608 % en 6 años. Si ello es lícito, ¿por qué EE.UU. paga a un inversor en dólares el 1 % anual? Este fallo no exige “una libra de carne”, como en “El mercader de Venecia”, esa obra de Shakespeare. Exige el cuerpo entero.
En su genial “Mordisquito”, a Discépolo le dolía "el hambre de los otros, la injusticia de los postergados y la tristeza infinita de vivir en una tierra que lo ofrece todo para que los más no tengan nada”. Otra gente engaña día a día para ganarlo todo. Quizás olvidó a Dickens, elogiado por Marx por narrar en sus novelas “más verdades que los políticos”: la opresión social, la ineptitud del Poder Judicial y los negociados en la Bolsa.
A los ex funcionarios responsables de estas deudas (cipayos con hijos viviendo en el exterior) no les importa ningún interés nacional. En la tele, incomoda la jerga de tantos economistas obsecuentes de las corporaciones, cocinando su caldo fétido de expertos y llegando con predicciones erróneas al orgasmo antigobierno en cada programa. Parecen pistoleros a sueldo. Buscan insertar la nada en la mente de la gente. Quienes los veneran son como el marqués de Sade: “No hay placer más grande que el que se obtiene de la repugnancia compartida”.
¿El secreto? Es quebrar empresas y países y comprar barato. Cuando medios hegemónicos publican con el título catástrofe que Goldman Sachs o Standard le colocó una baja nota a los bonos argentinos o subió el riesgo país, hay que desconfiar.
¿Cómo? Evitando “el éxtasis financiero”, enseñó Dostoievski.
El film “Mobius” (2013) destroza el fraude con bonos basura, comprados para que las empresas (o países) caigan. Antes de comprar activos, los inversores y fondos buitres estudian la calificación con las ruinosas calificadoras de riesgo. Hasta en el caso de las AFJP, que compraron acciones de Clarín y en meses perdieron el 80 % de la inversión. Un gran negocio.
Según el documental “Inside Job” (Oscar 2011) hace 18 años la banca, unida a las calificadoras, ideó el modo de maximizar beneficios. El sistema anterior era previsor con los deudores de una hipoteca. Aspiraba a la devolución del préstamo. Pero entre 1998 y 2007 un banco de USA no corría riesgo si no le pagaban. Porque algunas calificadoras lo ayudaban a estafar.
El banco vendía la hipoteca a un Banco de Inversión que a su vez creaba Obligaciones de Deuda Negociable (CDO) y las vendía a los inversionistas. Éstos, para cerciorarse de hacer un buen negocio, exigían una calificación (ignoraban que la pagaba el mismo Banco de Inversión!) para evaluar las CDO. Las calificadoras les ponían AAA, cualidad de las mejores inversiones. Y los inversores compraban. Por eso las CDO eran populares entre los fondos de retiro (AFJP de aquí), a los cuales sólo se les permite allá comprar valores calificados.
Pero era una bomba de tiempo. Al prestamista no le afectaba si el deudor pagaba o no. Más CDO vendía, más ganancias. Y las calificadoras no ofrecen garantías si su calificación es errada. Un método impune para estafar. Entre 2000 y 2003 los préstamos se cuadriplicaron, como en España. Además, aumentaban sus beneficios cobrando honorarios. Miles de préstamos riesgosos (llamados subprime) se unieron para crear CDO que recibían falsamente la calificación AAA. Los bancos preferían los préstamos subprime por sus tasas altas, sabiendo que el deudor no pagaría. Y daban incentivos para vender más préstamos caros. Cualquiera lograba un crédito.
Genial. Con 500 dólares en un boleto de compra, se podía acceder al sueño de la casa propia. El derroche se extendió entre 2001 y 2007. La anterior burbuja de la vivienda, en los ´80, causó una recesión en los ´90, pero de 1996 a 2006 los precios se duplicaron. ¡Qué bueno, mi casa vale el doble! A su vez, los préstamos subprime treparon en diez años de 30.000 millones a la increíble suma de 600.000 millones de dólares. En un año el gerente de Lehman Brothers ganó 485 millones de dólares. La bola creció, ya era un fraude global.
La Reserva Federal (FED) tiene la Ley de Casas para regular, pero Alan Greenspan (director de la FED) miró para otro lado. Creía, como el escritor Vargas Llosa, que la corriente libre del capital creaba el mayor bienestar de la historia. La Comisión de Valores echó a 146 empleados y controlaba con uno solo.
Como es sabido, Goldman Sachs fue la principal causante de la crisis hipotecaria mundial. Compró el 18 % de las acciones de Clarín, que en parte vendió. La salvaron y es una potencia. Otro absurdo: este gran banco Goldman daba en hipoteca el 99,3 % del coste de una propiedad. Si era valuada en 200 mil dólares el comprador la ocupaba con 1.400. Pero si perdía su empleo, se iba. Por lobby, el 66 % de las CDO conseguía una calificación AAA. ¿Eran tan seguras para el inversor como los bonos del gobierno? Decían que sí. Por eso George W. Bush nombró en 2006 al CEO de Goldman, Henry Paulson, nuevo Secretario del Tesoro. Ya en 2007 un tercio de las hipotecas estaba en mora y la mayoría nada valía. Y los jubilados que tenían CDO poseían 80.000 millones de dólares inservibles.
Si bien Goldman elogiaba mucho los activos tóxicos ante sus clientes, apostaba en secreto contra ellos para ganar cuanto pudiese. Entre 2000 y 2007 las agencias que califican AAA (y la mayor, Moody´s) cuadriplicaron sus ganancias. Pero ante el Senado sus abogados dijeron que la suya es apenas “una opinión” y no son responsables de nada. También, que nadie está obligado a creer lo que dicen. Por codicia, los Bancos de Inversión seguían comprando. Al colapsar las CDO, poseían millones de dólares en préstamos y propiedades invendibles.
(A la calificadora Moody´s la representa aquí Gabriel Torres. El lunes obvió lo resaltado por la Presidenta sobre el fallo de la Corte Suprema de EE.UU: la voluntad de pagar las deudas y negociar cuando es factible. Según Torres, no depositar en Nueva York: “Sería default. La obligación es enviar el dinero. Si algo lo impide, no es problema del acreedor. No medimos si es justo, o injusto; o si existe un tema de daño moral”. Para Torres hay que pagar con la plata destinada a los bonistas. Ni dijo que el default impediría una reestructuración internacional futura, poniendo en peligro el sistema económico del mundo.)
Volviendo a lo narrado, era tarde. Para disimular, S&P le bajó la calificación a EE.UU dada su deuda, superior al 108% del PIB. Los Ocupa Wall Street tenían derecho a quejarse. Pero la policía los golpeó. Claro, era gente sin empleo, no buitres.
En 2002 a diez bancos de inversión de EE.UU. los ayudó el Estado con 1.400 millones y prometieron cambiar su forma de operar. Pero no cumplieron. Algunos lavaron dinero, hicieron fraudes, alteraron sus libros y pagaron mil millones en multas. Lograron más desregulación pues los financistas, entre 1998 y 2008, gastaron 5000 millones en lobistas y contribuciones políticas. Como las empresas que aquí, antes de la elección, juegan a ganador poniendo dinero en dos partidos opuestos.
Según “Inside Job”, la banca tapó los fraudes de la quebrada Enron y pagó 385 millones de multa. Jugaban a la ruleta rusa con el dinero ajeno. Paul Vocker, ex director de la Reserva Federal, dijo que los sueldos de Wall Street son muy altos. Y un consultor: “Es increíble la cocaína que todos consumen”.
Por décadas, los 860 millones seres del mundo desarrollado tuvieron sus empleos protegidos de la mano de obra barata. Cayó el Muro de Berlín en 1989, se abrió al universo Asia y surgieron 2.500 millones de personas y cientos de miles de obreros de USA fueron echados. Y en hubo crisis tras crisis.
En 1979 trabajaban 1.700 horas al año; en 2006 treparon a 1.870. La venta de casas usadas cayó de nuevo en 2011 y 2012, los precios son los más bajos en diez años y del total de ventas, el 39 % de 2011 fue por remates. ¡A la calle!
Estudiar en una universidad pública de California en 1970 costaba 650 dólares anuales; en 2010 aumentó a 10.000 dólares. No está al alcance de todos. El presidente Bush bajó impuestos a las inversiones y dividendos y quitó el impuesto a la herencia, como Martínez de Hoz en 1976. Por desigualdad, el 1 % más rico tiene en USA el 26 % del ingreso desde 2011.
Y el Partido Popular de España creó su propia burbuja entre 1996 a 2007. Luego estalló, con su paro actual del 26 %. Las agencias de calificación aterrorizan al causar los golpes de estado económicos. El 27 de enero de 2012, Fitch rebajó la deuda soberana de cinco países de la UE (Unión Europea). A la cuarta economía de las diecisiete (España), le puso sólo “A”, y a Italia peor: “A-“. (A menos). Un menos que les aterra.
Lo mismo hizo previamente Standard & Poor´s con España. Además, le quitó la triple AAA a Francia y bajó la calificación de otros ocho países de la UE. ¿Qué hubieran dicho de este gobierno los medios hegemónicos si hubiese ocurrido aquí?
Hoy lo dicen por un fallo suicida. Cristina ha reaccionado de un modo. Rajoy en España, de otro. Obsecuente, aprobó una Ley con la conjetura del FMI: déficit cero para 2020. Prometió seis años más de hambre. Y van seis que crece el paro y uno de cada tres niños corre peligro de indigencia. Es un patriota.
La perlita: este dueño del fondo buitre (NML Capital) es Paul Singer, que financia al Partido Republicano mediante Elliott Management, enorme compañía salvada de la crisis de estas hipotecas subprime. Con Elliott M. adquirió una autopartista, Delphi, ex subsidiaria de General Motors. Durante la burbuja especulativa narrada, por ser el mayor accionista compró las acciones a sólo 67 centavos. Cuando subieron a 22 dólares, su ganancia fue el 3.000 %. ¿Cómo logró esta rentabilidad? Con la presión del cierre –técnica usual- de todas las plantas de Delphi y la destrucción de 25 mil empleos. Obama ordenó un salvataje, con condonación de deudas y dando beneficios estatales a Delphi por 12.900 millones de dólares. Pero hoy, de esas 29 plantas funcionan cuatro y los puestos de trabajo se perdieron. Ahora Delphi (es decir, Paul Singer) entró en la Argentina. Compró la empresa sanjuanina TAC. Ya está aquí.
De ese modo, cobijados judicialmente, destruyen la economía mundial y cierran las fábricas dejando a millones sin empleo, señaló Andrew Sheng, jefe de la Comisión Reguladora China. Así crearon “enormes ganancias privadas y enormes pérdidas públicas”. No se investiga, dijo, pues hallarían a los culpables.
Dadas las relaciones de fuerza relatadas, se entenderá que en USA la labor de un presidente consiste en fingir mandar en tanto obedece a las corporaciones y al Pentágono. Cuando se rieron de Reagan porque antes había sido actor, dijo: “No veo cómo alguien que NO es actor pueda realizar esta tarea”
Aquí los medios hegemónicos protegen a quienes firman las cláusulas antisoberanas. Decía Alexander Pushkin hace dos siglos: “No me preocupa que la prensa sea libre para engañar a los ingenuos”. Pero el país resistirá sin perder la dignidad ni renunciar a sus políticas a favor del crecimiento y la inclusión.
Lo que la bolsa embolsa es legal pero no siempre es honesto. Y la prueba de que el capitalismo salvaje cambia o nos mata.