En un diálogo concedido a la prensa internacional, Luiz Inácio Lula da Silva, quien presidió Brasil durante ocho años, se mostró "orgulloso" sobre el desarrollo del Mundial aunque remarcó que es la presidenta Dilma Rousseff la que debe hacer el balance de la copa.

"Las cosas no están saliendo tan mal como pronosticaban muchos", exclamó Lula y agregó en términos de reproche: "Estoy convencido de que sin esa prensa hubiéramos tenido muchos más turistas".

Muy distendido, el expresidente reconoció que "sufrió" en el partido entre Brasil y Chile en octavos de final: "Llega a durar un poco más y me tienen que llevar a urgencias con un ataque al corazón".

Además, aseguró que espera que gane Brasil, aunque señaló que el resultado no influirá en las elecciones de octubre. "Eso es fútbol. Otras veces no ha influido. No tiene por qué ser ahora. El pueblo es sabio", aseguró Lula.

Sobre las protestas, Da Silva remarcó: "El pueblo brasileño quiere el Campeonato del Mundo. Yo no soy nada refractario a las protestas (...) Pero hay un tiempo para las protestas y otro para el fútbol. Y no era justo que el país se quedara sin Mundial por las protestas. Después, yo estaré encantado de tener un país que siga organizándose y siga protestando”. Y añadió: “Lo que me preocupa más es la desafección de los jóvenes, porque no sé quién dijo eso de que la desgracia del que no le gusta la política es ser gobernado por el que sí le gusta".

Lula destacó que una final Brasil contra Argentina podría ser más que interesante en el Maracaná.