El sexto juego fue en Cleveland, donde le local tenía la obligación de ganar para forzar el séptimo, pero el anillo, finalmente, quedaría en poder de Golden State, que se quedó con un encuentro reñido, venció por 105-97, y se consagró campeón de la NBA.

Hacía 40 años que los Warriors no se quedaban con el campeonato de la liga de básquet más importante del mundo, y esta vez lo hicieron siendo el mejor equipo de la fase regular, y rematando la serie en suelo de los Cavs.

Golden State tuvo en Stephen Curry, Andre Iguodala y Draymond Green a sus principales figuras de esta sexta final. El MVP de la temporada regular se destacó con 23 puntos, 5 rebotes y 8 asistencias, y volvió a mostrar su mejor versión en el último cuarto, como había ocurrido en el quinto juego.

Por el lado de Cleveland, LeBron James, acorde a lo que fue la serie, volvió a ser el máximo anotador del encuentro, aportando 32 puntos, 18 rebotes y 8 asistencias, las cuales no terminaron de ser suficientes. J.R. Smith lo acompañó con 19 unidades.

Se especulaba con que James, a pesar de estar en el equipo perdedor, se quedará con el primero al jugador más valioso de las finales. Sin embargo, el MVP de la serie terminó siendo Iguodala, quien fue presentado como el basquetbolista “que no fue titular en un solo partido hasta las finales”.

El desarrollo del encuentro fue parejo durante los dos primeros cuartos, aunque Golden State logró tocar los 15 puntos de ventaja en el tercero, donde parecía que empezaba a saborear el anillo. Sin embargo, Cleveland se despertó en el último cuarto, y en un final electrizante, llegó a ponerse a 6 puntos, con dos posiciones en juego.

El milagro para los Cavs no se dio, y los Warriors se quedaron con el merecido título, alcanzando, con este triunfo, los 83 entre la temporada regular y playoff, e igualando las marcas de Chicago Bulls en la 95/96 y en la 96/97.

Los 25 puntos del joven Curry, clave como siempre