Incorporar hábitos saludables en la vida cotidiana puede marcar una gran diferencia en la salud del cerebro, ayudando a proteger este órgano vital y a evitar el deterioro cognitivo con el paso del tiempo.

De acuerdo con diversas investigaciones científicas, realizar modificaciones simples en la rutina diaria —incluso algunas que resultan inesperadas— podría postergar o evitar hasta el 45 % de los casos de demencia. Estos ajustes de conducta, aunque pequeños, pueden tener un impacto significativo en el bienestar mental a largo plazo.

Qué hábitos debes implementar para evitar demencia según los neurólogos

Los mejores consejos de los especialistas son los siguientes:

  1. Usar protección para la cabeza: Una de las formas más eficaces de cuidar el cerebro es protegerlo físicamente. Utilizar casco al andar en bicicleta, moto o realizar actividades de riesgo puede prevenir lesiones craneales. Golpes frecuentes en la cabeza, como las conmociones cerebrales, se han asociado con la aparición de encefalopatía traumática crónica (ETC), una condición que puede afectar negativamente la memoria y, en ciertos casos, desencadenar demencia.
  2. Cuidar la audición con protectores auditivos: Aparentemente sencillo, colocarse tapones para los oídos al usar máquinas ruidosas —como una cortadora de césped— puede tener un impacto directo en la salud cognitiva. Se ha comprobado que los adultos mayores con dificultades auditivas tienen mayor riesgo de desarrollar demencia. Esto podría deberse a la proximidad entre las áreas cerebrales que procesan el sonido y aquellas encargadas de la memoria, o al aislamiento social que muchas veces acompaña a la pérdida auditiva
  3. Realizar controles visuales frecuentes: Además del oído, la visión también desempeña un papel clave en el mantenimiento de la función cognitiva. Investigaciones recientes indicaron que casi un tercio de los adultos mayores de 71 años con problemas visuales moderados o graves también presentaban algún grado de demencia. Realizarse exámenes oftalmológicos periódicos y corregir la visión con anteojos o cirugía cuando es necesario, podría ayudar a reducir ese riesgo
  4. Moverse más y sentarse diferente: Cambiar la silla de oficina por una banqueta o simplemente incorporar caminatas breves durante el día puede marcar la diferencia. La actividad física promueve un mejor flujo sanguíneo al cerebro, lo que mejora la oxigenación y, en consecuencia, la salud mental. Según el Dr. Cyrus Raji, neurólogo y docente en la Universidad de Washington, caminar apenas 800 metros diarios ya produce beneficios tangibles para el cerebro
  5.  Mantener el colesterol bajo control: Evitar niveles elevados de colesterol LDL, conocido como "malo", es clave para preservar el buen funcionamiento cerebral. Este tipo de colesterol, que suele aumentar con el consumo frecuente de carnes rojas, lácteos enteros y bebidas azucaradas, puede endurecer las arterias y dificultar la circulación sanguínea hacia el cerebro, elevando así las probabilidades de sufrir accidentes cerebrovasculares y pérdida de la función cognitiva, explica el Dr. Fernando Testai, especialista en neurología vascular en la Universidad de Illinois
  6.  Usar hilo dental todos los días: Mantener una adecuada higiene oral va más allá de prevenir caries. Según la doctora Song, las infecciones en la boca pueden extenderse hacia los senos paranasales y desde allí afectar el cerebro, generando coágulos o problemas de drenaje. Además, investigaciones han detectado vínculos entre las enfermedades periodontales y ciertos tipos de demencia
  7. Participar en actividades sociales, como un club de lectura: Relacionarse con otras personas de forma activa puede ser un factor protector frente al deterioro mental. La Dra. Jessica Choi, neuróloga en Cedars-Sinai, señala que sus pacientes con una red social sólida suelen presentar una mejor salud general. El aislamiento, por el contrario, puede facilitar la aparición de depresión o incluso anticipar problemas cognitivos, especialmente en personas mayores.
  8. Usar mascarilla en días de mala calidad del aire: La contaminación atmosférica es otro de los factores que afecta al cerebro. Estudios recientes indican que las partículas contaminantes más finas pueden infiltrarse en el organismo y generar alteraciones químicas en el sistema nervioso. Para reducir el riesgo, se recomienda el uso de barbijos N95 o quirúrgicos, así como la utilización de purificadores de aire en espacios cerrados durante jornadas con smog o humo visible.
  9. Proteger la zona cervical: La salud del cuello influye directamente en la del cerebro, ya que es una vía fundamental para el flujo de sangre y oxígeno hacia este órgano. Según la Dra. Song, muchas lesiones cervicales derivadas de choques de tránsito, masajes mal aplicados o maniobras quiroprácticas pueden comprometer ese riego, generando incluso coágulos peligrosos.
  10. Dormir bien y lo suficiente: Un descanso adecuado y de buena calidad es esencial para conservar la lucidez mental. “Mejorar la cantidad y calidad del sueño puede marcar una gran diferencia en la prevención de enfermedades neurodegenerativas”, comenta el especialista Feldman. Para quienes trabajan por la noche y duermen de día, las cortinas opacas pueden ayudar a regular el reloj biológico. Además, si ansiedad o tristeza dificultan el sueño, meditar antes de acostarse o llevar un registro en un diario puede ser útil para identificar y abordar los problemas de fondo.