La retrógrada columna del Monseñor Aguer contra "la fornicación" y las "combinaciones antinaturales"
Héctor Aguer publicó una carta en el diario "El Día" con el título "La fornicación" en el que editorializó contra el amor libre y los métodos anticonceptivos.
"Encabezo deliberadamente esta nota con un título chocante; lo es porque la palabra empleada ha caído en desuso y puede causar extrañeza. No cito la definición del catecismo sino la del diccionario: ´tener ayuntamiento o cópula carnal fuera del matrimonio´. Este vicio se ha convertido en algo trivial, común, insustancial. Lo llamo vicio porque el diccionario define ´fornicario: que tiene el vicio de fornicar' ”; así comienza la columna de opinión del arzobispo de La Plata, Héctor Aguer publicada en el día de hoy.
No sólo se refiere a la igualdad de género como algo que permite "combinaciones antinaturales" y se da el gusto de "bromear" al referirse a las mujeres de la farándula al señalar que "hay records notables de señoritas (no estoy seguro de que sea ésta la identificación que corresponde) que cambian de “novio” cinco o seis veces al año; se supone que no se reúnen con ellos a leer la Biblia" sino que Aguer va de lleno contra el disfrute en el sexo.
Tomando la cifra de los preservativos utilizados en los JJOO, Aguer escribe: "la cultura fornicaria que se va extendiendo sin escrúpulo alguno es un signo de deshumanización, no es propia de mujeres y varones como deben ser según su condición personal. Algo de no humano, de animaloide aparecería en esa conducta".
Luego continúa su editorialización tratando de vincular al amor, casto y en matrimonio, a "una libertad", que se condice con los mandamientos religiosos que predica.
También criticó el "petting (contacto erótico sin llegar a la consumación del acto sexual) descontrolado en lugares públicos" y cómo "finalidad procreativa del acto sexual es frecuentemente bloqueada" y remata: "la fornicación “contra naturam”, ahora avalada por las leyes inicuas que han destruído la realidad natural del matrimonio y que se fundan en la negación del concepto mismo de naturaleza y de la noción de ley natural".
Finalmente cierra "Tengo pleno respeto por las personas concernidas en todo lo que he dicho, y comprendo con cercanía y afecto sus conflictos, pero no puedo dejar de proclamar la verdad. Mal que le pese al INADI, si se entera".
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