Un nuevo estudio internacional publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en colaboración con instituciones académicas de Reino Unido alertó sobre el peligro en el crecimiento de la población infantil obesa. 

Las cifras indican que en el mundo hay ya 124 millones de niños y jóvenes —entre cinco y 19 años— que sufren obesidad, 10 veces más que lo que se registraba hace cuatro décadas. Si estas tendencias continúan en los próximos años, en 2022 habrá en el mundo más niños y jóvenes obesos que desnutridos, añade el estudio.

“La obesidad también es una consecuencia de la mala nutrición”, explica Chiara di Cesare, experta en salud pública de la Universidad de Middlesex y coautora del estudio, publicado hoy en la revista médica The Lancet, y cuyos datos por países se pueden observar aquí.

A este problema hay que sumarle el de los 192 millones de niños y jóvenes con desnutrición moderada y aguda, un drama que afecta especialmente también a países asiáticos superpoblados como India.

Fuente: http://www.ncdrisc.org

El trabajo ha analizado más de 2.000 estudios sobre el índice de masa corporal de adultos, niños y adolescentes que incluyen datos de 128 millones de personas para estimar las tasas de sobrepeso, obesidad y desnutrición en 200 países entre 1975 y 2016.

La región con más niños obesos es Polinesia, donde más del 30% de los niños y jóvenes tienen problema con sus kilos. Le siguen otras regiones de países en desarrollo con tasas cercanas al 20% en Asia y el Norte de África como Arabia Saudí, Irak, Kuwait y Egipto.

América Latina también es una de las regiones donde más ha crecido la obesidad entre los niños.  Mientras que el impacto de la desnutrición es visible y a corto plazo -unos tres millones de niños mueren por estas causas cada año-, el de la obesidad es crónico, pues fomenta enfermedades como la diabetes, los problemas cardiovasculares o el cáncer que aparecen después de décadas.

Bajo peso- Fuente: http://www.ncdrisc.org

La transición entre la desnutrición y el sobrepeso y la obesidad puede darse de forma rápida en países en desarrollo que pasan de tener falta de comida a acceder a alimentos procesados que no son saludables y que muchas veces tienen alto contenido en grasas, sal y azúcares.