Cuando faltaban 13 años para que Rivadavia endeudara a la Argentina por primera vez, Mariano Moreno ya advertía la inconveniencia de adquirir fondos a través de créditos.

"Todas las naciones en el apuro de sus rentas han probado el arbitrio de los empréstitos y todas han conocido a su propia costa que es un recurso miserable, con que se consuman los males que se intentaban remediar", citó el conductor.

"Engreídos los prestamistas, por haber salvado al Gobierno de tan peligrosa situación, se contendrán difícilmente en los límites de una situación respetuosa. La obligación en que contempla al jefe, los alentará a injustas pretensiones y la más leve repulsa producirá quejosos y descontentos, que acusen de ingratitud y pretendan castigar con el cobro de sus créditos y negación de nuevos auxilios la poca consideración con unos hombres que salvan al estado con sus caudales", explicaba el revolucionario.

Aunque estas palabras fueron escritas en 1809, las explicaciones resultan tan actuales como los orígenes de los buitres, que quedan tan evidentes a pesar del paso del tiempo.