Patricia Bullrich siempre ha estado en el candelero, desde su presencia en La Alianza, donde capturó la atención del Gobierno poniéndose al frente de su defensa, hasta su paso por el PRO, donde llegó a ser candidata a presidente.

Pero al mismo tiempo se sobreestima y cree valer más de lo que vale. Para eso necesita recrear su vida, desde Montoneros -donde ocupó un lugar menos relevante del que dice haber tenido-, hasta su vínculo con Mauricio Macri, con el que la unía una relación de sumisión más que de confrontación.

Ahora envalentonada con su lugar en La Libertad Avanza, pone al fundador del PRO en el rol de un simple seguidor de sus impulsos, alguien que debió acompañarla porque no sabía que hacer.

La anécdota de la reunión

X de Arrepentidos de Milei