El Senado sesionó sabiendo que de aprobar la reforma jubilatoria, la ley sería vetada por el Presidente. Y se sabía porque algunos funcionarios y el ejército de trolls pagos se encargaron de difundirlo.

De todos modos la Cámara Alta hizo su trabajo y aprobó la ley por amplia mayoría. Pero tal vez uno de los momentos más álgidos fue cuando la senadora Juliana di Tullio, de Unión por la Patria, dejó en claro que lo que se estaba por votar y que sería vetado por el mandatario significaba para los jubilados 66.000 pesos.

No son los 100.000 millones para la Side ni las fortunas que se gasta Milei en sus viajes de pacotilla, tampoco se acerca al costo de aviones de guerra viejos que compró el presidente para hacerle un favor a sus amigos de Estados Unidos, eran 66.000 pesos. 

Con ese monto y con algo de suerte ese jubilado hubiera podido comer carne una vez a la semana, pero para el Presidente era más importante cubrir el déficit fiscal, sin dejar de gastar millonadas en sus caprichos.