Fabricia, la nena de diez años que recibió gas pimienta en la cara y fue el centro de la operación política de Patricia Bullrich que enardeció a Eduardo Feinmann, fue con su madre y su abuela a la manifestación frente al Congreso en rechazo al veto de Javier Milei a la ley de movilidad jubilatoria.

Cuando comenzó la represión de las Fuerzas de Seguridad Federales, Fabricia sufrió la inhalación de gas lacrimógeno, y fue una de las doce personas que resultaron heridas.

Hasta Jonatan Viale tuvo que reconocer que la excusa dada por el ministerio de Bullrich fue una burda mentira y le pidió disculpas a su audiencia.

En diálogo con Darío Villarruel comentó lo que sintió: "No me imaginaba que la Policía fuera capaz de hacer eso. Pensé que si tiraban gas lo tiraban al aire y no a la cara

Estoy bien de salud. No fui al médico ni me puse nada. Pensé que se me iba a ir. Nunca me tiraron un gas”.

Y remató con una sentencia de una madurez impropia para su edad: “El policía está para cuidarte, no para reprimirte”.