Marcelo Longobardi ha hecho de la toma detrás de su micrófono todo un estilo, como si renegara de las nuevas tecnologías que quieren mostrar lo que pasa dentro de las radios y él se aferrara al viejo estilo.

Lo mismo le ocurre en la política, donde la aparición de Javier Milei lo ha dejado sin coordenadas porque se encuentra en las antípodas a pesar de que su línea no es tan distinta a la que pregonó por años.

Ahora le pegó a sus periodistas más cercanos -algunos con los que compartió espacio y fueron sus amigos- por difundir noticias favorables al Gobierno.