Escándalo por abuso perpetrado por Cascos Azules salpica a la canciller argentina
Investigación interna de la ONU determina que Susana Malcorra –entre otros funcionarios del organismo– trataron de ocultar abusos sexuales perpetrados por Cascos Azules en República Centroafricana.
A muchos sorprendió el nombre de Susana Malcorra cuando nombrada ministra de Relaciones Exteriores por Mauricio Macri, aunque inmediatamente salió a la luz que se trataba de una mujer de carrera en la diplomacia: de hecho, hasta su nombramiento era jefa de gabinete del titular de la ONU.
Lo que sale a luz ahora es el papel que jugó en un escándalo que involucró a soldados de las Naciones Unidas, conocidos como Cascos Azules, que abusaron de menores durante misiones que llevaron a cabo en la República Centroafricana.
A ese dictamen llegó un tribunal integrado por jueces independientes convocados por Ban Ki-moon luego de la denuncia que realizara el sueco Anders Kompass, quien presentó la denuncia ante las autoridades francesas para poner fin a dichos abusos.
Según publica la revista especializada Foreign Policy, en su rol de jefa de gabinete de la ONU, Malcorra está acusada de haber intentado ocultar el caso de abuso sexual contra menores y llevar adelante una persecución contra Kompass.
La noticia sobre los abusos tomó estado público en abril pasado, cuando se informó sobre numerosos casos de abusos sexuales perpetrados contra menores por las 'fuerzas de paz' de Guinea Francesa, Chad y Guinea Ecuatorial en un campamento de refugiados en República Centroafricana.
Los testimonios del personal de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y Unicef fueron hechos públicos por el diario británico The Guardian, y entre ellos figuraba el de Kompass, un especialista sueco en derechos humanos que había sido suspendido y estaba siendo investigado por la ONU por haber hecho la denuncia ante el gobierno francés.
Ahora quien está en la picota pública es la actual canciller argentina, ya que el tribunal independiente concluyó que, junto a otros altos funcionarios de la ONU, estaban más preocupados en silenciar el hecho y perseguir al denunciante Kompass que en proteger a las víctimas de los Cascos Azules.