¿Cómo le llegaron a Carrió los audios desde Ezeiza para hablar de una "operación K"?
Como era de esperarse, el fiscal Gerardo Pollicita dio curso a la denuncia del equipo de la diputada y la citó a declarar. Desde la orden que habilitó la pinchadura telefónica hasta el procesamiento de las conversaciones, es todo un funcionamiento espurio con el que se filtran datos a pedido.
La causa que habilitó las escuchas en uno de los pabellones del penal de Ezeiza es la que investiga a Mario Segovia, conocido como "el rey de la efedrina", ya que el juez federal de Lomas de Zamora, Federico Villena, sospecha que se seguían cometiendo delitos aunque estuviera preso, según reflejó un artículo de Página 12.
Esa "pinchadura" se extendió al módulo 6 donde están los detenidos por delitos de corrupción, pero siempre con la excusa de investigar la causa sobre Segovia y el tema narcotráfico: por lo tanto la ilegalidad del accionar tanto de la AFI, que depende de Gustavo Arribas, como de la Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado (Dajudeco) queda evidenciada en la filtración de conversaciones de personas que anda tienen que ver con causas de narcotráfico, pero además de conversaciones puntuales en las que tampoco se habla de estas cuestiones.
Según la normativa vigente, y de acuerdo al informe de Irina Hauser en radio Con Vos, las grabaciones que no tienen contenido relacionado al motivo de la investigación deben ser destruidas. En la denuncia que promovió Elisa Carrió no solo se basan en desgrabaciones que debieron ser desechadas, sino que además fue registrado su origen como el dato de "un anónimo".