El terremoto al que está siendo sometida la economía argentina, acompañada de la caída del tipo de cambio, se ha reflejado en protestas y paros por parte de los trabajadores organizados. Los economistas que evalúan el desarrollo de la crisis se preguntan: "Entonces, ¿por qué el país no cambia a otra moneda más fuerte, como el dólar estadounidense?". Sobre todo, teniendo en cuenta que el presidente Javier Gerardo Milei lleva hablando de la necesidad de dolarizar la economía desde que asumiera al frente del ejecutivo.

Dolarización y liquidación del Banco Central

En su intervención en el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICyP), Milei, como un auténtico libertario, afirmó que Argentina está pasando a un esquema de "competencia de divisas" en el que cada participante en el mercado es libre de elegir en qué moneda realizar sus transacciones y operaciones financieras.

Sin embargo, expresa su inquebrantable convicción de que la "competencia de divisas" conducirá a una disminución del uso del peso, y cuando la moneda nacional deje de utilizarse, el país avanzará hacia la dolarización. Además, está previsto suprimir el Banco Central de la República Argentina para que, como dice el presidente, "los políticos corruptos ya no puedan robar imprimiendo dinero".

Experiencia en países que utilizan la moneda estadounidense

Si los esfuerzos de Milei no son en vano, y se acaba con el peso, Argentina se unirá a estados como las Islas Vírgenes, Timor Oriental, Zimbabue, Ecuador, Panamá, El Salvador, Turcas y Caicos, y Zimbabue. Se trata de países con economías dolarizadas en los que la moneda estadounidense se utiliza para las transacciones nacionales, incluso en determinadas industrias, hasta el punto de desplazar por completo a la moneda nacional. También están las Islas Marianas del Norte, las Islas Marshall, los Estados Federados de Micronesia, Guam, Puerto Rico, y Palaos, que se consideran Estados asociados a Estados Unidos.

El último país en pasarse a la divisa estadounidense fue Zimbabue, donde la dolarización, según los planes del gobierno local, debía combatir la monstruosa inflación, que alcanzó el 79,6% mensual en 2008.

En abril de 2009, Zimbabue dejó de imprimir su moneda. En aquel momento, circulaba sobre todo dinero procedente de países vecinos. A mediados de 2015, las autoridades se atrevieron a dar un paso decisivo: pasarse completamente al dólar estadounidense. Estas medidas dieron ciertos resultados, pero, como se vio después, el efecto obtenido fue temporal. 

A largo plazo, el dólar no salvó a los africanos de una nueva ronda de subidas de precios. A mediados de julio de 2019, la inflación en Zimbabue había aumentado al 175%, en marzo de 2020 la cifra ya era del 500% anual, y en julio del 737%. Los zimbabuenses incluso intentaron abandonar el dólar en 2019, pero su uso se prorrogó finalmente hasta 2030.

Cabe señalar que, si Argentina se pasa al dólar, el país se convertirá en la economía más desarrollada después de Estados Unidos que utiliza esta moneda. A modo de comparación, a finales de 2023, el PIB de Argentina era de 641.000 millones de dólares, casi 5,5 veces más que la mayor economía que se ha pasado al dólar hasta ahora, Ecuador (115.000 millones de dólares), y 30 veces más que la economía de Zimbabue (20.700 millones de dólares).

Por supuesto, el ejemplo de Zimbabue es el más llamativo, pero si se examina la lista de países que han pasado con anterioridad al dólar, se puede apreciar plenamente el "efecto" de semejante maquinación.

¿Qué le pasa al dólar fuera de Estados Unidos?

La cuestión es que las diferentes condiciones económicas requieren una política monetaria individual. Si por una razón u otra se produce una recesión económica en un país, el banco central puede emitir o, como suele decirse, imprimir más dinero, apoyando así la demanda de bienes y servicios. Si la economía está creciendo, las autoridades suelen decidir retirar el dinero "extra" utilizando la inflación y otras herramientas.

Las recesiones y los auges no se producen al mismo tiempo, por lo que sería un error sincronizar la moneda. Un caso famoso de transición problemática a una moneda común ocurrió en Grecia. Cuando los países desarrollados de la UE empezaron a entrar en auge, Atenas seguía necesitando una política monetaria flexible, pero la opción no estaba al alcance de los griegos porque el euro no estaba controlado por las autoridades locales, y su introducción prolongó enormemente la crisis en ese país.

Perspectivas del dólar en Argentina

En los estados que incrementan el comercio entre sí, las unidades monetarias comunes ofrecen grandes ventajas en forma de ausencia de riesgos monetarios y pérdidas por conversión. Esta solución tiene sus ventajas y sus innegables inconvenientes, por lo que cada país toma una decisión en función de sus intereses nacionales y su estrategia de desarrollo.

Un ejemplo de ello es la política de la UE respecto a su moneda, que no prohíbe a Suecia, República Checa, Dinamarca y algunas otras economías de la eurozona utilizar coronas o cualquier otra divisa.

En el caso de las finanzas y la economía en general, funcionan mejor las soluciones de compromiso que implican varias monedas para las transacciones internacionales (dólar, euro o yuan), pero los países siguen utilizando pesos, francos o yenes para los pagos internos. Los Estados con idénticos resultados económicos y capacidad financiera, pueden ponerse de acuerdo y pasar a utilizar, por ejemplo, una de las criptomonedas, pero en el caso de Argentina y el dólar, la situación requiere un análisis en profundidad por parte de las autoridades competentes.

Dado el empeño del presidente Milei en tomar decisiones drásticas, ya sean despidos en empresas estatales o recortes en el gasto social, es poco probable que se produzca una transición suave y económica al dólar.

Hacer de la moneda estadounidense el medio de pago oficial, privaría a Argentina de la capacidad de utilizar la política monetaria para gestionar la economía, incluida la lucha contra la inflación, pero entonces el Estado emisor de dólares estadounidenses tendría una influencia directa sobre el país latinoamericano.