Imposible poder olvidar el culebrón de la semana; el monólogo cargado de soberbia de Juan Román Riquelme; las acusaciones desafiantes de Pablo Ledesma y la imagen en off de Carlos Bianchi sin verter una sola palabra.

Momentos que no voy a olvidar. Amenazas y exigencias del ‘10’ en medio de una fuerte fractura de un plantel donde el concepto de unidad se voló hace tiempo del diccionario.

Para disminuir la presión arterial, apareció en el camino de este Boca, un Racing sin maquillaje. Si algo necesitaba el ‘Xeneize’ era justamente cruzarse con el equipo más pobre del campeonato.

Pero no nos engañemos. Racing, no es la medida para saber dónde estamos parados. O quizás sí.

Lo cierto es que más allá de los triunfos y los éxitos que puedan venir, el final está escrito. Una profunda renovación a partir de junio y un alto precio político que los dirigentes tendrán que pagar.

Un plantel manchado y contaminado por los egos de ‘los referentes’; los mismos que colocan al hincha como excusa para dar un salto de calidad.

Todas mentiras. Cada uno, con la misión de arrastrar agua para su molino y en consecuencia, el objetivo mancomunado no existe.

Las pruebas solicitadas por uno de los mejores jugadores de la historia del club, no aparecieron. ¿Alguno realmente pensó en que esto iba a suceder?. Por ende, los futbolistas se llamaron a silencio.

Sólo habló el ‘Virrey’. Abatido y con la certeza de que el vestuario ya se le fue de las manos, mostró su conformismo por el juego y el resultado, pero ante la evidencia de los hechos, miró para otro lado y sacó la pelota afuera de la cancha.

Que la capitanía haya quedado en manos de Daniel ‘Cata’ Díaz con la salida de Riquelme, quedó claro quién manda y cómo se maneja el congestionado vestuario azul y oro.

Con Agustín Orión en cancha, debió ser el arquero, quien se apodere de la cinta ante Racing, pero la palabra de Román en el ‘Mundo Boca’, rebota y tiene más peso que los furcios del presidente Daniel Angelici.

Así está Boca. Contrariado por los egos indomables y la anarquía institucional. Fuegos cruzados que sólo dañan aún más la rica historia del club más grande y popular de la Argentina.

Prohibido olvidar. Mientras los intérpretes de la obra sigan sintiéndose más importantes que la institución, nada cambiará.

La misión será llegar de la mejor manera posible a Junio o cómo se pueda. Porque más allá de los triunfos y de los éxitos, hay cosas que no voy a olvidar.