La evolución social logró que como civilización aprendiéramos que no es la justicia por mano propia la que nos permite realizarnos como persona en lo individual y en la dimensión social. “El ojo por ojo, diente por diente” que en su tiempo significó un salto cualitativo de civilización con relación a la brutal desmesura que lo antecedía, hoy es una manera de expresar la más cruel de las barbaries.

Con el discurso de la ausencia del estado y la indignación e impotencia que un hecho de inseguridad provoca, hubo dirigentes que con distintos argumentos, o silencios, gestos y sobreentendidos cómplices, dieron justificación a los linchamientos.

Que hay hechos de inseguridad es indudable. Que en realidad los hay en todo el mundo también.

Que se percibe hartazgo ciudadano con una constante exaltación mediática es igualmente cierto. De igual forma que resulta innegable que la indignación, el dolor e impotencia frente a un hecho de inseguridad son sentimientos constitutivos de la propia naturaleza humana.

Ahora bien, no solo un hecho de los que hoy denominamos genéricamente como de inseguridad es capaz de ultrajar a alguien y provocarle indignación.

Tanto es así que si continuamos con el desarrollo de este análisis concluimos que de haberse producido linchamientos de sus funcionarios como consecuencia de las muertes provocadas por los repetidos derrumbes de obras en la ciudad de Buenos Aires por falta de control de un estado municipal ausente, Macri los tendría que haber justificado. De la misma manera debería hacerlo cuando el humilde trabajador frente a una urgencia  en busca de la pronta atención tiene que desprenderse de un dinero que no cuenta para pagar un plus ilegal que el médico inescrupuloso valiéndose de su posición dominante y ante la pasividad del estado municipal le cobra a pesar que su prestación está cubierta por una obra social. Asimismo tendría que justificar la justicia por mano propia provocada por la indignación del que diariamente es ultrajado por tener que trabajar más tiempo del que le pagan, o firmar recibos de sueldos por un importe mayor al que percibe o directamente hacerlo en negro, como sucede en tantas actividades, como la textil por ej.

Si la reacción indignada y el estado ausente es el justificante de los linchamientos, entonces construyamos una sociedad en que esta conducta sea válida frente a toda respuesta impulsada por la indignación de cada quien.

Esto pone en evidencia que a la irracionalidad de justificar los linchamientos le agregan además que lo piensan en forma selectiva. Solo lo imaginan provocado a un tipo de persona al que estigmatizan.

Esto nada tiene que ver con la concepción ideológica que sustenta la necesidad de más o menos mano dura en el marco de la ley. De lo que se trata es de la alarmante mediocridad e ignorancia de personas que asumen o tienen un posicionamiento dirigencial. Dirigentes que por otra parte en su responsabilidad de gestión tienen que trabajar para generar seguridad además de transmitirla.

Macri tiene claro como es el tema de su seguridad. Linchamientos sí, pero para algunos. En tanto sus hijos en Estados Unidos.

*Ex Diputado Nacional