Desde que asumió el diez de diciembre el presidente Javier Gerardo Milei, mediáticamente con sus falsos relatos, y judicialmente con el mega DNU, busca impulsar las sociedades anónimas en el fútbol argentino, y que los clubes dejen de existir como asociaciones civiles sin fines de lucro. Mauricio Macri es quien hace fuerza para imponer el tema en agenda.

El mismo debate que fracasó en las anteriores experiencias neoliberales democráticas en el país (Menem 1989-1999 y Macri 2015-2019), vuelve a tomar relevancia con el libertario como presidente. Es un anhelo desde hace más de treinta años del actual presidente del PRO Mauricio Macri, uno de sus máximos aliados políticos, y quien le hizo ganar su primer abucheo público, cuando se hizo presente en las elecciones de Boca. El encargado de llevar las órdenes de Milei y Macri, es el Secretario de Turismo, Ambiente y Deportes, Daniel Scioli. Es decir, alguien que compite con Patricia Bullrich dentro del gobierno para ver quién de los dos es más casta.

 Mauricio Macri ya avanzó sobre la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), cuando la intervino a través de lo que fue la Comisión Normalizadora con Armando Pérez en 2016. Sin embargo, la oposición de los clubes y el fracaso de los resultados fue tal, que no se pudo evitar el llamado a las elecciones. En ese momento, el presidente de Boca Daniel Angelici, siempre fiel a Macri, fue como uno de los vicepresidentes de Claudio Tapia para controlarlo. Pero después de los malos resultados en el Mundial de Rusia y la derrota electoral del macrismo en Boca, el “Chiqui” Tapia, presidente de la AFA, se generaron elementos contundentes que le permitieron desprenderse de Angelici. De esta forma tanto Tapia en AFA como Juan Román Riquelme en Boca, representan la máxima oposición a las sociedades anónimas, uno de los temas del primer DNU, impulsado a partir de la llegada al gobierno de La Libertad Avanza.

El presidente, con su afán de privatizar todo lo que pueda, y facilitar los negocios a sus empresarios amigos, autorizó la llegada de sociedades anónimas a través del mega DNU. Sin embargo, hay algo a lo que ni Milei, ni sus asesores jamás prestaron atención, y es que la AFA en su estatuto señala la “prohibición de la participación en sus torneos de sociedades anónimas”.

Por su parte, Daniel Scioli ya se estuvo reuniendo con varios grupos inversores estadounidenses, interesados en terminar el antiguo manejo de los clubes, y transformarlos en empresas. Uno de estos grupos, el 777 Partners sufrió una demanda en Brasil por “fraude económico”. El grupo formado en 2015 se había hecho con el 70% de las acciones del club Vasco Da Gama en 2022, con la promesa de la llegada de grandes inversiones, y de revertir la difícil situación económica que atravesaba el club. Nada estuvo más lejos de la realidad, y el último año Vasco evito el descenso siendo dirigido por el argentino Ramón Díaz. Lo curioso de este grupo que fomenta Javier Milei, es que tuvo inconvenientes en Bélgica, en donde hasta hace poco era propietario del club Standard Líege. La justicia de ese país ordenó el embargo luego de una denuncia realizada por el antiguo dueño, Bruno Venanzi. El grupo está acusado de no abonar las cuotas vencidas hasta abril y que representan €3,5 millones.

Otro de los hombres que señala el presidente como uno de los posibles inversores en el país es Todd Boehly, quien es el actual dueño del club inglés Chelsea. Luego de su mejor época en manos del ruso Roman Abramovich, el club londinense vio llegar a sus arcas los millones prometidos en inversiones, pero lo cierto es que por ahora los resultados lejos están de ser los esperados. Lo que demuestra y deja expuesto una vez más esto, es que Milei jamás realiza una investigación rotunda y exhaustiva sobre qué tipo de capitales podrían llegar al país.  Busca solo quitarles a las personas un sentido de vida colectivo y deshumanizarlos a través de la individualidad, sin prestar atención si el dinero que llegue al país proviene del narcotráfico o de evasiones de impuestos.

Se debe tener en cuenta que, cuando los socios defienden a los clubes, lo que están haciendo es valorar la actividad social que la institución tiene con ellos y con el barrio, el territorio. Muchos tienen colegios, colonias y deportes amateurs más allá del fútbol oficial.  Además de ser bastiones de ámbitos sociales en la vida de las personas que han participado en bailes, ferias, y carnavales en los mismos. Estas actividades con la lógica empresarial, al no generar un superávit propio, serían canceladas, cerradas, y esto haría que cientos de deportistas se vean ante la imposibilidad de representar a su club en la actividad que se formaron desde el amateurismo, y que aman.

Mientras se ufana de querer generar inversiones en el fútbol argentino, Milei congelo el presupuesto para los deportistas que participarán de los Juegos Olímpicos París 2024. Tan es así, que la doble medallista olímpica (oro en Río 2016), Paula Pareto anunció su renuncia a la beca de la Confederación Argentina de Judo para que sea redirigida a otros atletas.

Tal vez Milei se dé cuenta alguna vez, que más importante que hacer negocios con extranjeros, es valorar y cuidar lo nuestro, que tanto éxito nos ha dado en el pasado, y no deja de ofrecernos para el futuro.