Imagine, senadora Montero
Imagine, senadora Montero, usted que con todo derecho convocó al senado a Tristán Bauer para que le explique cuánto gasta el Estado en 678. Esa preocupación que es válida, además quizá sea su obligación. Usted pide el “presupuesto y una pericia contable a 678” como le dijo al periodista tan independiente Fernando Bravo. No se la pide a otros programas del Canal 7, pero ese también es su derecho. No sé si haya pedido informes sobre cómo ganan dinero las empresas que a veces se lo ganan robándoselo a la sociedad, pero no sé si esa también es su obligación. Ahora imagine senadora, sólo por un momento, que en 678 trabaja gente honesta y que sus pedidos de informes -que está a la vista son impulsados por sus sospechas sobre corrupción- les caiga como una mancha. Como una mancha igual a la que desde los medios que usted llamará independientes nos imponen desde hace años. Ahí esconden la información sobre el presupuesto de este programa para poder acusarnos de ladrones y mercenarios. Sin que a usted ni a sus colegas les preocupe que eso pueda ser una peligrosa mentira. Imagine que cuando Bauer va a brindarle la información que usted pidió, usted no va a escucharlo, y que cuando uno de nosotros le pregunta a usted por qué no estuvo, usted no tenga una buena respuesta. Imagine que usted tampoco se toma el trabajo de leer la versión taquigráfica donde Bauer explica lo que usted quería saber. Usted quería saber si nosotros somos ladrones o corruptos mercenarios, senadora. Qué mala suerte que usted no haya estado ahí para comprobar que no lo somos. Qué mala suerte que después de poner a un montón de personas bajo sospecha no se preocupe por limpiarlas de esa sospecha. Pero además, senadora Montero, a nuestro compañero de trabajo usted le dice que en 678 agredimos y degradamos a todo aquel que no piensa como nosotros. Imagine que su curiosidad no sea prejuzgamiento, senadora. Y entonces pide que al poner su imagen en el aire “no hagan comentarios”, así hace usted referencia a la libertad de expresión.
Pero imagine, senadora Montero, que usted se pusiera a investigar el programa de un periodista independiente de un poderoso medio independiente. Un periodista muy poco serio, sospechosamente poco serio, uno que sospechosamente da información falsa muy seguido, usted puede verlo y escucharlo todos los días diciendo de los funcionarios que son unos hijos de puta, unos ladrones, unos imbéciles, unos idiotas, etcétera. Este mismo periodista que tiene por saludo un insulto que se hace con un dedito, senadora. Ese mismo periodista independiente cuando quiere inventa informaciones que destruyen la honestidad y la vida de las personas. Él junto con el grupo de medios más grande del país en la misma tarea. Imagine si usted molestara a ese periodista, senadora. Él podría decidir insultarla, o mandar a insultar a sus hijos en la escuela (como ya ha hecho), denunciarla como una ladrona que lleva bolsos llenos de plata (como ya ha hecho sin prueba alguna), mostraría fotos viejas suyas con supuestos (y nunca comprobados) socios mafiosos, y amigos ladrones, y amigos raros, y familiares favorecidos por su gestión, mientras pondría en duda cada uno de sus movimientos, sus viajes, sus cenas, sus reuniones, su ropa, sus bóvedas, sus relaciones, lo que tiene, lo que tuvo, lo que gana, lo que compra y lo que vende. Imagine lo mal que la pasaría usted, senadora si se le ocurriera –pero yo sé que no se le va a ocurrir porque usted cree en la libertad de expresión de esa clase de periodismo. Pero imagine senadora Montero, si le llegara a ocurrir eso 678 sería el único programa que se dedicaría a desenmascarar al periodismo que la ataca con insultos y mentiras. Imagine qué confundida y extraña se sentiría usted.
Imagine, senadora Montero, que nosotros no estamos pagados para agredir a los opositores, sino que nos pagan para hacer un programa donde podemos decir lo que pensamos. Imagine: eso no es raro porque hay un 54% del electorado que hace unos años votó a este gobierno. Imagine a más de la mitad del país pensando parecido a como nosotros pensamos. Imagine que por ese pecado muchísimos periodistas, y toda una maquinaria de medios con diarios, canales de tv, radios y revistas nos acusan de venales, de corruptos, de mercenarios que cobramos nuestra venalidad del dinero de los ciudadanos. Imagine que desde esos medios, desde hace años, se les enseña a los ciudadanos a odiarnos, a pensar que somos inmundos ladrones, voces alquiladas para defender o atacar o mentir para favorecer a un gobierno tan corrupto como nosotros. Imagine, senadora Montero, que algunas personas crean en nuestra iniquidad. Imagine senadora que algunos de ellos, con el odio insuflado por falsas acusaciones, más su propio resentimiento, más las sospechas permanentes que caen sobre nosotros de personas importantes como usted, se sientan con derecho a agredirnos. Porque le digo, senadora, que todo los lleva a estar convencidos de que no somos dignos de ningún derecho, que somos lacras –así nos llaman-, que somos el último escalón de la especia humana: gusanos, ratas, mierda –así nos dicen los periodistas independientes, mientras usted asegura que nosotros agredimos. Imagine entonces, senadora Montero, que con estas “razones” más algún tornillo un poco flojo, uno de estos ciudadanos decida atacarnos. Pero imagine que el ciudadano que nos odia también es cobarde, y entonces elige como blanco a las mujeres que hacen el programa. Una mujer sola en la calle es más fácil, senadora. Imagine, senadora Montero, a usted le será sencillo porque es mujer, imagine que un tipo por la calle la insulta y la agrede físicamente porque está convencido de que usted es chorra, le roba al Estado, miente, esconde delitos, es mafiosa, vive de los ciudadanos decentes y es una lacra social. Imagine que así se lo “informan” todos los días. Imagine que el discurso del periodismo independiente habilita la violencia del ciudadano indignado, “porque algo hay que hacer”. Una especie del “algo habrán hecho” pero aggiornado, senadora.
Y ahora imagine, senadora, cuánto podría ayudarnos que usted que exigió la información que certifique “el estado contable” cuente la verdad. Imagine que usted comunica que al Estado no le debemos dinero, sino que el Estado gana dinero por el programa que hacemos. Pero imagine además que usted asume que en los medios hay derecho a expresarse libremente, que algunos lo hacen criticando, y otros mintiendo y atacando al gobierno, y otros lo hacemos defendiendo al gobierno de las mentiras de quienes lo atacan con métodos y con fines desleales. Imagine que defender al gobierno de las operaciones de los medios no le parece un delito. Imagine que hay medio país que tiene derecho a verse reflejado en sus ideas. Imagine, senadora Montero, que ser oficialista no es una figura del código penal. Imagine que si un día ganara su partido usted sería oficialista. Pero haga un esfuerzo más e imagine cuánto nos podría ayudar a nosotros, a toda la sociedad, que usted hiciera su trabajo con responsabilidad democrática. Imagine cuánto más seguros y tranquilos nos sentiríamos todos, usted también, cuánto más libres, y cómo contribuiría a un país mejor que usted no hablara de nosotros como lo hacen quienes utilizan el argumento del dinero sucio de los mercenarios para perseguirnos y taparnos la boca. Imagine si usted creyera en la libertad de expresión, en la libertad de expresar ideas políticas con la garantía de que nadie nos perseguirá con la ley, con la violencia, o con mentiras. Imagine, senadora Montero.