Cómo arman operaciones a favor de los fondos buitre
Hubo dos esta semana. Ambas en el diario “La Nación”. Con su ciego pedantismo tradicionalista, allí se expone la evidente negligencia para pensar por sí mismos. Prefieren cierta desidia. La primera fue una nota del periodista Mariano Obarrio publicada este domingo 24 de agosto, y titulada inexacta: “Aún sin la RUFO Cristina dice que no pagará el fallo de Griesa”. La Presidenta no adelantó nada, dijo que debía pagarse al 100 %. Pero a los embusteros no les preocupa, porque una ley de ella misma los ayuda a evadir el juicio por calumnias que en otros tiempos hubiese sido la respuesta. Esperan que dicha nota la levante (ocurrió con otras de ese diario y de otros) Robert Cohen, uno de los abogados líderes de Singer; luego se publique en EE.UU y “La Nación” vuelva a publicarla como opinión original llegada del Norte. El mismo domingo, en un debate en España en Hispantv un panelista la citó como verdad. Esto brinda al lector una idea del daño que los cipayos causan al país.
El fin oculto de la nota es bajar más los precios de los bonos antes del 3 de setiembre, fecha del pago de los seguros de default. Cuánto más bajen, más dinero (la diferencia con el 100% del fallo) cobrará Singer. Quizás, si algunos se asustan y venden, el mismo Singer compre esos bonos. Acotemos que en las elecciones de 2011, Obarrio denunció un fraude y que “las autoridades serán las mismas que en las primarias, pese a que cientos de ellas fueron cuestionadas”. Las “cientos”, frente a 170 mil mesas, fueron seis. Soberbio, inquirió a Florencio Randazzo.
Éste lo trataba correctamente. Y escuchó: “¿Vamos a tener que pedir permiso al Gobierno para publicar algo?”. Después lo acusó por tratar al periodismo de irresponsable y mentiroso. Para su pesar, Randazzo no pisó el palito y señaló que no había preguntado nada pero que no debía pedir permiso para hacerlo. Lo anuló. En la nota citada, Obarrio mintió sobre la Presidenta: “Cuestiona la sentencia y no quiere pagar nada, aseguró un operador de la Presidenta”. ¿Qué operador? No da ninguna fuente, por tanto es presumible que todo sea un invento suyo.
No feneció allí la difamación. Según Obarrio (qué desdicha, un cero en Economía) el fallo “no lo pagó con la insistente excusa de no activar la cláusula RUFO”. ¿“Insistente excusa”? Debería hacer cálculos con la maquinita, y si también tiene cero en matemáticas tomar lecciones con el Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, que aplaude el proyecto. Sin dudas, sabe más que los informantes de Obarrio, asesores en la tele. Sigue: “Además, el art. 10 del proyecto de pago soberano local de la deuda ya insinúa que el Gobierno desconocería el fallo de Griesa”.
Eso está en su mente, no en el proyecto, que por otra parte no puede (antes del 31 de diciembre) prometer nada a los buitres. Dice Obarrio que “hasta que termine su mandato ella no quiere pagar todo, sino lo mismo que a los del canje, dijo un operador de Cristina, preocupado por las consecuencias del canje”. ¿No quiere, no puede, no debe? Le duele al defensor de los buitres que les ofrezca lo mismo que a todos. De paso, le endilga a Cristina un asesor “preocupado” por los buitres.
Si el operador existe (lo dudamos) será un defensor empresarial como Alberto Fernández (cobró salarios de Repsol) o Sergio Massa. Según cable de WikiLeaks (2009) su asesor y constructor de barrios privados en la zona norte Jorge O´Reily, invitó a un miembro de la embajada de EE.UU e inversores a la Casa Rosada (Massa era Jefe de Gabinete) para hablarles mal del ex presidente Néstor Kirchner. Al hombre de la Embajada le sorprendió presenciar tamaña actitud. Es decir: a lo sumo habrá otro traidor, como los que tal vez saltarán de partido hasta 2015.
En su perfil de Facebook, Obarrio se autodefine “periodista interesado en un futuro con integración de ideas y sectores en un país dividido”. Advierta el lector que la palabra clave es “interesado”. Aún dentro de lo entendible, resulta inexplicable su haragán afán para desentenderse de lo que no se comparte: el deber de cada uno hacia el otro. Pues el día previo, 23 de agosto, asustó en Twiter: “Ni siquiera a propósito se podía hacer tanto daño a la economía. Ahora la OMC falló en contra y lo vamos a pagar”. Cualquier periodista conoce que a la Organización Mundial de Comercio la dominan los intereses de los países centrales.
Según el lingüista Noam Chomsky en 2003, EE.UU la usa de acuerdo a lo que le conviene u opera fuera de ella, si es preciso. Dijo Chomsky: “La ONU y otras instituciones son útiles para los propósitos de poder, y es el caso de la OMC, la cual está aún más bajo la dominación del gobierno mundial de facto, compuesto por EE.UU, las instituciones financieras internacionales, y los otros poderes mayores. Se utilizan las instituciones cuando se puede, y se ignoran cuando uno tiene que hacerlo así”. No se retira de las instituciones internacionales, sino "que está feliz de usarlas cuando vale la pena, y es lo mismo con la OMC".
Argentina deberá imitar a EE.UU si es útil para el país. ¿Acaso no dejó de lado al FMI cuando fue necesario? Si bien la OMC la dirige desde 2013 el brasileño Roberto Azevedo, más cercano al Mercosur y a los BRIC´s, siempre garantiza los derechos de los inversionistas privados y la ausencia de contenido social y laboral. Su rival y quizás próximo presidente fue Herminio Blanco, representante de la escuela liberal de Chicago y candidato de empresas trasnacionales y rentistas privados.
La OMC luce una larga serie de abusos contra los países periféricos. Pero en setiembre de 2013 en Rusia, la Presidenta clarificó: “Estamos esperando que EE.UU nos abra el comercio de carnes y limones, hoy frenados por barreras proteccionistas. Las declamadas aperturas de las economías desarrolladas no son tal. Nada es más proteccionista que los países desarrollados. Se llenan la boca hablando de libre comercio, pero luego hacen lo contrario”. La Argentina le exigió este marzo a la OMC un panel contra las medidas proteccionistas de la Unión Europea, que le cerró el mercado a nuestras exportaciones. Si bien algunos censuraron alguna “falta de transparencia”, la mayoría de los 35 países miembros de la OMC felicitaron al país. Antes de dar la razón a quien no la posee, Obarrio debería informar con veracidad.
El calibre ético del periodista se deja a criterio del lector. Es tiempo de que los devotos de ciertos plumíferos de los medios no perjuren que muchos lenguaraces son brillantes y quien profesa lealtad a la causa nacional peca de inculto. Tanta abulia para desentenderse de lo que no se quiere entender, les adosa a la inmoralidad. Es inmoral su lógica buitre. E inmoral el nulo apego a la justicia distributiva dada su defensa de la OMC. Sus razones, aclimatadas en la ruindad, revelan pequeñez y los desvalorizan. Parecen ya irrecuperables para las buenas causas.
La otra operación refleja el mismo intento, bajo otro engaño solapado. Con mala fe, “La Nación” ubica en tapa de su web el 26 y 27de agosto una nota del antiguo diario de izquierda “Le Monde” (que ya olvidó esa tendencia) titulada “Lecciones argentinas”, y la adjudica a la izquierda. No es así. Su autor es el analista francés Jean-Pierre Petit, director de Les Cahiers Verts de L´Economie, un grupo privado que asesora a las empresas. La nota ataca al peronismo y a las políticas progresistas de Argentina y del Gobierno. Resulta extraño que un supuesto hombre de izquierda critique tan acerbamente a Perón, mientras reconoce que en 1950 (cuando gobernaba) el país era la novena potencia mundial y su nivel de vida igual al de Francia. Luego refuta el proteccionismo usual en los gobiernos de izquierda, en tanto defiende el mercado y destaca “el éxito” de los tres países más cercanos a EE.UU: Chile, Colombia y México; en dos de ellos (que conocemos) la desigualdad es pavorosa. El propósito de “La Nación” es claro. Si Argentina está ya, según Petit, “en el infierno”, es que entró en default y debemos pagar a los buitres.
Investigamos. Con un Master en Economía, Petit inició su labor en el Banco de Francia (1986-94); luego fue consultor del FMI y director de Estrategias del banco BNP Paribas (1999-2008). ¿Se podía esperar de él algo distinto al fiel neoliberalismo que destila su artículo? Tal vez más de un adicto a la indescifrable izquierda argentina lo acepte como referencia. Quizás algún intrépido huelguista del jueves 28 de agosto.
Lo narrado revela el descaro de la corporación mediática apoyando a los fondos buitres. Los huecos políticos argentinos suelen desvelarse en calma esperanza, aguardando que los poderosos les arrojen una migaja de poder. Es comprensible que el Pro se oponga al proyecto de deuda soberana, pues debe pagar 475 millones de dólares en 2015 y anhela refinanciarlo a 890 millones para 2017 (debería pagarlo sólo el 64% que lo votó), pero no puede realizarlo si existe un default técnico.
El resto revela su ignorancia: la “impericia” del Gobierno según Cobos; la “soberbia” (Massa, autor de un proyecto inútil similar al presidencial) o la “pésima defensa del Estado” (la vidente Carrió); y la “inoperancia” (Hermes Binner) se derrumban al comprobar que los fondos buitres no aceptan nunca menos que el 100 % más los intereses. El latiguillo “no saben negociar” es absurdo. Basta leer los casos previos. Claro, esto sería duro trabajo para políticos que cobran salarios altísimos y están con bolsillos forrados. Pero les pagamos asesores que ganan mucho. Su pasión deleznada por la incompetencia les acorrala. Por lo demás, aunque hay demasiado contraste en sus filas, nadie atina a cambiar.
Los opositores se cuidan bien de apuntar que si el Gobierno le pagara todo al fondo NML, en días asomaría el resto del 7, 6 % que no entró a los canjes a exigir lo mismo. ¿Ellos qué harían? Dejarían al país con la mitad de las reservas y un veloz apriete de los especuladores locales, ya con campo libre para lograr lo que más buscan: mayor devaluación. Los buitres dicen que la sentencia es sólo una parte de las demandas que harán; han comprado más bonos a los pequeños inversores. Hay intermediarios y fondos de inversión que tienen estos títulos y esperan escondidos para dar el zarpazo. Si aprueban el proyecto presidencial y logra la aceptación de los bonistas que integran ese 92,4 %, la presión hacia la Justicia de EE.UU. será alta para lograr “acuerdo sustentable”. Ser obsecuente del establishment no daría buen resultado práctico. A los buitres les gusta “pisar a los perdedores”. Es su frase de cabecera.
El destrato generalizado de la oposición y de los medios extranjeros a una patriota como la Presidenta, excede lo usual. El objetivo buitre es manipular el mercado y la opinión pública para abultar sus ganancias. Aunque la disputa sigue abierta, la mezquindad opositora es un calco de la de Rajoy (PP) contra los socialistas en España. Ha dicho Massa: “Si nos escuchan, en 476 días lo resolvemos nosotros”. Así prometía Rajoy. Su solución fue: más ajuste en empleo, salud y educación. Ya van seis años de Depresión y no se ve la luz al final del túnel. La clase media mundial se acostumbra a vivir peor de lo que vivía. Y quienes no han conocido jamás las privaciones no están preparados para ello. Aquí, nadie de la oposición señala que la legislación argentina prohíbe al Gobierno incumplir normas dictadas en los canjes de 2005 y 2010.
Lo primero que tendrían que apuntar, es que este país soberano antes que nada debe cumplir su propio orden legal. Si el Gobierno hiciera lo contrario, violaría cinco leyes y un decreto sancionados entre 2002/13. Leyes que no tienen fecha de caducidad. Esto lo ignora Griesa pero no la usina desinformativa mediática replicada por lobistas y sospechosos “economistas” que no exhiben un título…¡pero critican al Nobel Stiglitz! Tan angostas e indigentes son sus ideas, que a veces requieren, para imponerlas, de un ocultadito vendaval lleno de palabrerío donde no es factible decantar siquiera una verdad. Y confunden, si uno es ingenuo.
Griesa parece un desafortunado provocador profesional del Tea Party. Al bloquear las leyes de reestructuración votadas por el Congreso, el juez viola varias leyes internacionales que avalan que este país no es un sujeto privado (como él lo asume) sino una nación soberana. Es el derecho internacional aceptado por EE.UU en 1976, mediante FSIA, y decreta que los Estados tienen igualdad jurídica y sus bienes no son pasibles de medidas ejecutorias. Lo avaló la Corte Suprema en 2014.
Antes, el gran jurista argentino Luis María Drago escribió en 1868 una cláusula esencial, incluida por varios países de Latinoamérica en sus Constituciones, aunque EE.UU. la rechazó, como hace cuando un país intenta juzgar delitos de sus militares. Dice: “Los Estados soberanos gozan del derecho de estar libres de cualquier forma de interferencia por parte de otros Estados”. La famosa doctrina Drago surgió en 1902, al bloquear Inglaterra, Alemania e Italia puertos de Venezuela a pedido de sus empresas: por deudas. Venezuela las suponía competencia de sus tribunales. Drago, ya ministro de Relaciones Exteriores de nuestro país, declaró que la deuda de un Estado no puede ser argumento para justificar la agresión militar ni la ocupación de su territorio. Pero si bien EE.UU. prometía la Doctrina Monroe (“América para los americanos”), luego cobraría sus deudas con intervenciones en los países del área.
El deber principal de un gobernante –según E. Zacarías en 1830 y N. Kirchner- rige y es superior al de pagar deudas: mantener vivos a sus ciudadanos. En el planeta son muchos los industriales y políticos que para estimular el crecimiento, avalan hoy los resultados de “la década ganada” en Argentina y aceptan no recortar el gasto público. Algo que no promueve nuestra inepta oposición. La Presidenta y sus ministros enfrentan a los buitres para mantener vigente la reestructuración de la deuda y defender el futuro de hijos y nietos de la gente que les critica.
Con impiedad insultan y deshonran. Pero todo ello está prefigurado en el carnet de quien se dedica a la política pensando en defender a las mayorías. Ella está habituada. Soportar es su lema. Por eso solicitó en twiter defender lo alcanzado. Si habla con firmeza, la acusan de dura. Si la emociona el recuerdo de su compañero, la tildan de débil. Tenía razón el cómico Groucho Marx. Referido a los ruines, propuso: “No le cuentes tus penas a nadie: que se diviertan a costillas de su familia”.