La cirugía de implante de siliconas siempre fue la solución para agregar algunos centímetros al busto y conseguir el efecto deseado, por lo menos hasta ahora.


Y es que en Estados Unidos se ha convertido en furor una nueva y polémica práctica que no requiere quirófanos ni dolor post-operatorios. Se trata de una inyección de solución salina que permite que los pechos aumenten su tamaño de manera temporal.


“Consiste en inyectar la solución por detrás de cada glándula mamaria, en cantidades de 200 centímetros cúbicos -o más, hasta llegar al volumen deseado- de una solución de cloruro de sodio, más conocida como ‘sal’, de allí el nombre de ‘solución salina’”, explica el doctor Patricio Jacovella, jefe del Servicio de Cirugía Plástica del Hospital de Clínicas de la UBA.


Este método comenzó a utilizarse para que las mujeres que querían agrandar sus pechos pudieran ver y experimentar cuál sería el resultado si decidían operarse. Pero pronto las inyecciones fueron solicitadas por pacientes que querían un incremento momentáneo antes de una fiesta, de su propio casamiento o de las vacaciones de verano, señala Revista Rumbos.


La polémica surge a partir de los riesgos que acarrea esta práctica. “El primer peligro es que lo haga un médico que no sea especialista en cirugía plástica y, peor aún, que lo haga alguien sin título”, detalla Jacovella, y agrega: “el segundo peligro es la obtención del producto que sea estéril para inyectar. Por último, como la duración es escasa, la solución se puede absorber de manera despareja y asimétrica”.