Ocurrió en la cárcel Barra de Grota, en Tocantis, en la región amazónica de Brasil, donde los presos lograron domesticar a un ratón para que repartiera drogas dentro del penal. De todas maneras, un policía lo descubrió y terminó con su vida criminal.

El "narco ratón" había sido entrenado para recorrer ciertos trayectos y así poder llevar la droga a determinados reclusos que luego, una vez que le sacaban la mercancía al roedor, lo devolvía al piso para que regresara.

"Los agentes acompañaron los movimientos del animal y, después de la captura, vino la sorpresa de que estaba tan domesticado que aceptaba hasta caricias", explicó a la prensa el director del penal Barra da Grota, Gean Carlos Gomes.

Un agente fue el que lo vio llevando drogas de un lado a otro en la cárcel, con la mercancía ilegal atada a su cola.