Elmer Batters y su búsqueda de las piernas perfectas
Esta nota habla de un fotógrafo que fue censurado por obsceno y tuvo que morir para tener éxito mundial. Los pies, las medias y las piernas, la obsesión de Elmer y la intensa lucha por su puja de pasiones prohibidas.
Hay fetichismo para lo que se nos ocurra que haya. Pelotas, globos, juguetes, cajas, partes del cuerpo, todas. Pero el fetichismo de pies es uno de los más comunes entonces Erotismo te trae a Elmer Batters, un reconocido fotógrafo erótico de los años 50's y 60's que se centraba en esa partecita del cuerpo de las mujeres. Medias, piernas y pies retratados con una lente que buscaba justamente lo que consigue: calentar.
Como en este caso la proyección erótica se posa en esta singular parte del cuerpo, conviene, tal vez, no decirle fetichismo sino parcialismo. La palabra fetichismo hace referencia a fijaciones sobre objetos y/o materiales no vivos y bueno, los pies no son el caso. Pero volvamos a Elmer. Sufes fotografías aparecían en las, en ese entonces novedosas, revistas para adultos que llegaron a principios de los años 50 a reemplazar los antiguos posters de pin-ups utilizados durante la guerra para distender a los hombres. En ese entonces las mujeres sólo posaban ya que el mercado porno para ellas era inexistente.
El tipo en los 60 se independizó y se armó su propio estudio en el garaje de su casa en donde sacó sus propias revistas. En esa época, se imaginarán, el fetiche era una desviación. Si ahora aún hay varias capas de tabú con el tema, hace cincuenta años, todo era más difícil, más puritano y conservador.
Estas revistas eran sobre piernas y pies, lo que mejor supo hacer Batters o, por lo menos, lo que más le gustaba. Y tuvo que pagar, porque fue acusado de obsceno, perversión y tuvo que ir a los tribunales. Eso hizo que abandonara la autoedición de revistas, pero no así su fijación por los pies femeninos. ”Como es sabido, las piernas están para andar, bailar y amar. Pero también se dirigen a quienes se sienten fascinados por ellas, en un lenguaje tan elocuente como la poesía”, decía el artista al respecto del objeto de su pasión.
Elegía a sus modelos con la obsesión de un artista zen y pasó toda su vida buscando la pierna perfecta.Después de varios años de hacer fotos por encargo volvió al ruedo en su casa. Siguió fotografiando a modelos, generalmente sobre un fondo de cortinas verdes, detalle característico de su último periodo creativo. Como muchísimos artistas, Elmer pegó el salto cuando murió y se publicaron dos monografías (From the tip of the toes to the top of the hose en 1995 y Legs that dance to Elmer’s tunes en 1997) que atrajeron un interés internacional por la calidad de las fotografías.
Ahora sus fotos y sus pies, se cuelgan en los lugares de arte más destacados del mundo.
Aquí, su obra: