A esta altura el votante promedio de Javier Milei ya debería estar ganando en dólares y la casta y la política ya estarían dando señales del ajuste, pero al parecer las cosas no se dieron como prometían.

Lo cierto es que el costo de los alimentos y el congelamiento de los salarios lograron que esa clase media, que al mediodía podía salir de la oficina a comprarse el almuerzo, ya no lo puede hacer.

Con ese almuerzo prohibitivo no quedan muchas chances y la gente está volviendo a recurrir a las viandas que traen de sus casas con el sobrante de la cena de la noche anterior.