Suele ser muy apasionado en sus gestos a lo largo de todos los encuentros de Atlético, pero este viernes se puso más tenso de lo habitual en el 'derby' ante Real Madrid.

Al protestar ante el cuarto árbitro, el técnico del Atlético vio la roja por increpar y golpearlo en la cabeza. Por este motivo, el argentino se fue al vestuario pero antes de marcharse, aplaudió con ironía a los jueces y además, levantó las manos para que el estadio aumente sus gritos.

Luego, vivió el partido en un sector de la platea, donde no paro de moverse de un lado a otro hasta que el juez pitó el final del partido.