Boca nunca dejó de ser Boca
Son signos. Señales y realidades que este Boca del ‘Vasco’ Arruabarrena le da a sus hinchas. Después de la caída ante Capiatá, la semana pasada en La Bombonera, se trató de instalar por todos los medios que había sido la derrota más humillante de la historia ‘Xeneize’. Que un equipo ignoto no podía ganarle al equipo de la ‘Ribera’ y que era algo que iba a quedar grabado para siempre. En fin, será solo una herida que, cómo máximo, cerrará y quedará como una anécdota de esas feas pero sin dudas no dejará esas cicatrices indisimulables…
El objetivo es ganar la Sudamericana y está claro. La caída en la ida ante el conjunto paraguayo no estaba dentro de lo previsto y eso también es insoslayable. Pero hay que dar vuelta la página y revertir la situación. Me gusta hablar de señales porque este equipo ha demostrado que se puede reponer a situaciones adversas y ante Godoy Cruz dio una muestra más. Es la tercera vez que da vuelta un resultado desde que llegó Arruabarrena (Les ganó a Vélez y Central luego de ir abajo en el marcador). Es bueno ver que un equipo reacciona y eso genera esperanza.
Boca levantó su nivel ante el ‘Tomba’ y revirtió un 1-2 abajo cuando las papas quemaban. El ‘Vasco’ metió mano, acertó con los cambios y consiguió tres puntos que le permiten mantener las chances matemáticas de alcanzar a los de arriba y, aunque el campeonato pareciera estar definido, siempre hay alguna luz de esperanza.
Pero volvamos a lo importante. La revancha con Capiatá está a la vuelta de la esquina y Boca sabe bien de estos menesteres. Inolvidables noches de Copa ganando afuera, definiendo llaves complicadas, y remontando partidos en rodeo ajeno. El ‘Vasco’ también sabe que hay mucho por mejorar y una solidez en la última línea que encontrar. No puede ser que cada centro al área propia es medio gol. El duelo del próximo jueves no permite equivocarse.
No en vano hablé al principio de signos y señales. Podrán haber épocas de vacas flacas, de resultados esquivos o temporadas chatas que a uno lo dejen con alguna bronca o un sabor agridulce. Pero cada vez que haya once tipos vestidos de Azul y Oro siempre habrá esperanza por una sencilla razón: Boca nunca dejó de ser Boca.