¿Por qué Cruyff se negó a jugar el Mundial de 1978 en Argentina?
El holandés, una de las leyendas del fútbol mundial, fallecido a los 68 años debido a un cáncer de pulmón, no disputó con su selección la Copa del Mundo organizada por la dictadura. Mitos y realidades de una decisión histórica.
En la antesala del Mundial que organizó la dictadura de nuestro país, todas las fichas a ganador estaban puestas nuevamente en el equipo holandés, luego de haber perdido la final cuatro años antes frente a Alemania en Munich.
La historia indica que Johan Cruyff decidió no viajar a Argentina en protesta a la dictadura de Jorge Rafael Videla. Pese a ello, con nueve sobrevivientes del Mundial anterior, Holanda llegó otra vez a la final. El resto es historia conocida: Argentina se coronó por primera vez.
Sin embargo, Cruyff nunca confirmó esa teoría. Se escribieron y esgrimieron muchas teorías, una de ellas señalaba que el crack mantenía una dura pelea con la federación holandesa de fútbol -que al parecer no hizo mucho porque la estrella reviera su postura y viajara a Argentina-, por los sponsors de la 'Naranja'.
También se dijo que la frustración en Alemania lo había dejado sin ganas de volver a intentar levantar la Copa del Mundo y hasta que su mujer de Cruyff no lo había dejado viajar.
La versión contemporánea de Cruyff
En una entrevista brindada en 2010, mientras jugaba en Barcelona a fines de 1977 “por la noche entraron (a su casa en Cataluña) varios hombres armados y nos ataron a mí y a mi familia mientras nos apuntaban”.
“No sé si ustedes saben que alguien me puso un rifle en la cabeza y me ató, y ató a mi mujer enfrente de mis hijos en nuestro departamento de Barcelona”, reveló Cruyff, y explicó las complicaciones que tuvo su vida familiar a partir del episodio. “Los chicos iban al colegio con custodia policial. La policía durmió en nuestra casa por tres o cuatro meses. Para los partidos, llevaba un guardaespaldas”, precisó.
"No podía jugar un Mundial después de eso”, sentenció Cruyff al revelar aquel hecho violento sufrido por él, su esposa Danny Coster y sus tres hijos en su casa de Barcelona.
Y finalizó: “Todo esto hace cambiar tu punto de vista sobre muchas cosas. Hay momentos en la vida en los que hay otros valores. Queríamos parar y ser un poco más sensatos. Era el momento de poner el fútbol a un costado".