¿Por qué esta problemática que envuelve a dos estados es lejana geográficamente pero mediáticamente cercana? Lejos de caer en reduccionismos y categorizaciones absurdas Budassi visitó ambos territorios invitada por dos ONG´S.  Con el objetivo de mostrar acciones vinculadas a la esfera política, social, económica, histórica y religiosa realizó una exhaustiva investigación: desde obras fundacionales sobre el pueblo árabe y judío, hasta documentales, artículos de opinión, lectura de periódicos locales y extranjeros, tuits, y entrevistas a comunicadores, entre otros.



Sonia Budassi es periodista, escritora, subeditora de la revista Anfibia y docente del posgrado en Periodismo Cultural, de la Universidad Nacional de la Plata. Su formación e interés provocaron un cruce entre la crónica y el ensayo. En La Frontera Imposible: Israel Palestina recorrió ciudades como Belén, Cisjordania, Tel Aviv, Hebrón, Ramallah para testimoniar poblaciones militarizadas y  exhibir como territorios palestinos, están ocupados por israelíes.



“Dos cosas me impactaron bastante. Por un lado,  conocer un país donde mujeres y hombres llevan la obligación de alistarse al ejército. Por el otro está el tema de  las fronteras que dividen a Israel y Palestina, especialmente el Muro del Apartheid, lindante con Cisjordania. Esta pared separa a dos pueblos, incluso los palestinos deben pasar controles israelíes para ingresar a su territorio. Hay una sensación de ocupación muy fuerte”,  confiesa.




- ¿Qué tan lejana  o  no, está la frontera?


-Sonia Budassi (BS): Me  había ilusionado mucho con los últimos intentos de negociaciones de paz que fracasaron, porque una de las prerrogativas de Palestina era que los israelíes dejaran de construir colonias en su territorio, lo cual visto desde afuera era algo razonable. El  panorama está algo estancado, dado que  las colonias crecen cada día. Allí hay colonos ideológicos extremistas que se instalan para plantar su posición y decir Palestina tiene que desaparecer. También hay colonos económicos, viven allí porque el Estado los incentiva a contar con una vivienda.



- Ante una catarata de estadísticas que aflora en el relato, La Frontera imposible es un libro que muestra una realidad sin contarla ¿Cómo lograste ese efecto?


SB- Me interesa la literatura de no ficción,  la que confía en el lector y no le da las conclusiones digeridas y lo invita a hacerse preguntas, en ese sentido me pasa lo mismo que cuando escribo ficción y era uno de los motivos por los cuáles quería escribir este libro: ir en contra del sentido común y el cliché. Creí que lo más efectivo  era mostrarlo y que el lector se conmueva a partir de eso. Hay un recurso muy literario que tratamos de usar en Anfibia y en el taller de  crónicas que dictamos ahí que consiste en correrse  del periodismo tradicional que enuncia y da todo por digerido. Mostrarle la escena al lector, en lugar de decirle “pobrecito el palestino”.



- ¿Y cuál pensás que es el relato mediático?


SB- Me da un poco de miedo generalizar, pareciera que determinados medios tienen intereses y a priori son pro palestinos o  pro israelíes, eso dificulta pensar la cuestión. Cuando mirás la CNN te cercioras de su posición pro Israel, al revés ocurre  con la BBC, que además tiene un sistema de autocrítica muy significativo. Sin embargo, también hay mucho desconocimiento y eso se nota, en los medios nacionales se trabaja mucho por picar cables, destacar cifras y no cuentan con  una mirada muy abarcativa. Pareciera que a veces en el recorte mediático se dejó de contar con la figura del corresponsal y la cobertura se desarrolla de manera lejana.



- El libro sirve para liberar prejuicios…


SB- Era una de sus finalidades. Nosotros también caemos en estereotipos y eso fue algo que traté de desmantelar. Muchas veces quedan en evidencia las incapacidades estructurales de Palestina, que de hecho no pueden conformar un estado, así las cosas cuentan con instituciones que funcionan bien y podrían estar mejor si terminara de consolidarse.

Muchos piensan al palestino como el “pobre” y  me sorprendió ver que allí hay empresarias súper pujantes, exitosas, trabajadoras. Disponen de una historia  y debate intelectual muy fascinante.  Tiene universidades, museos, artistas contemporáneos que exponen en el interior. Existe una gran producción intelectual. ¿Por qué no narran estos logros?  Pareciera que la única manera de representarlos y mostrar su causa es  como víctimas pasivas, que no son capaces de hacer nada y que están destruidos,  subsumidos a esa visión compasiva y miserabilista.



- En relación al periodismo y la crónica, Anfibia es una publicación periodística online que ahora se editó como libro físico, ¿Qué sensación les deja?


SB- Estamos muy contentos y sabemos que tenemos que seguir trabajando más. Algo que le aporta mucho a este medio es haber surgido en el ámbito de la universidad. Es muy interesante lo que surge del trabajo colectivo y muy positivo que estos proyectos salgan de una universidad nacional del  Conurbano. Creo que hay un ambiente de mucha libertad.



- ¿La crónica periodística tanto en Anfibia como en La Frontera Imposible tiene cada vez más valor social?


SB- Hay una intención de trascender la historia mínima. En Anfibia tratamos de reflexionar cada vez más sobre lo contemporáneo, las problemáticas políticas y sociales, es un nicho que hace muy valiosa a la crónica y también ayuda a salirse del discurso victimizante con respecto a lo marginal. Hay que sacarse ese prejuicio de ver todo lo conflictivo como feo y oscuro. Hay una que me dijo Cristian Alarcón que dice, “la pobreza no es toda gris, hay mucho color también”. Y es así,  hay un ruido,  un vitalismo que desde nuestra mirada burguesa  bien pensante, por ahí no vemos o queremos mostrar.

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La frontera imposible: Israel - Palestina de Sonia Budassi

Marea editorial, 2014

304 p.