Nicanor Parra el "antipoeta" chileno que festeja sus 100 años
Usando su talento para la ironía, la reflexión, la crítica y la belleza del lenguaje buscó que su poesía hiciera “echar sangre por boca y narices”. Hoy, 5 de septiembre, festeja su centenario.
Soy profesor en un liceo obscuro, / he perdido la voz haciendo clases. (Después de todo o nada / hago cuarenta horas semanales)"
"Autorretrato", Nicanor Parra
Roberto Bolaño no escatimó palabras para hablar de su compatriota chileno Nicanor: “Parra escribe como si al día siguiente fuera a ser electrocutado" dijo alguna vez sobre la poesía, o mejor dicho “antipoesía” de este escritor que llegó a sus cien años de vida y espera llegar a los “116”.
El llamado “eterno candidato al Nobel”, pasará su cumpleaños rodeado de amigos y familia, y muchos estiman que será en la Isla Negra; la misma que solía cautiva a Pablo Neruda.
Nicanor Parra Sandoval nació el 5 de septiembre de 1914 en San Fabián de Alico, una aldea cercana a la ciudad chilena de Chillán, situada a unos 400 kilómetros al sur de la capital. Sus padres eran músicos y tuvieron nueve hijos formando una dinastía de artistas. En 1932 Parra viajó a Santiago para terminar el secundario y comenzar a estudiar matemática y física en la Universidad de Chile. Fue el único de sus hermanos que se graduó y dió clases hasta los 82 años.
"De estatura mediana, / Con una voz ni delgada ni gruesa, / Hijo mayor de profesor primario / Y de una modista de trastienda", se retrata en "Epitafio", uno de los primeros textos de "Poemas y Antipoemas", el libro que, desde su publicación en 1954, le dio el reconocimiento en su país y el mundo. Aunque su primer texto conocido es "Gato en el camino", un cuento publicado en 1935 en una revista.
“Cancionero sin nombre” es una de sus obras que considera "un pecado de juventud", ya que para Parra “estuvo demasiado influido por Federico García Lorca”, en ese entonces.
“La antipoesía no es otra cosa que el ying y el yang, el principio masculino y femenino, la luz y la sombra, el frío y el calor ”, definió alguna vez Parra y señaló “ Mi poesía puede perfectamente no conducir a ninguna parte ”. Los anti-poemas siguieron en libros como Versos de salón, Canciones rusas y Sermones y prédicas del Cristo de Elqui, entre otros.
Parra también creó lo que él decidió llamar “artefactos”, aquellos textos hablados los más intensos, los más significativos, aquellos que contienen una mayor cantidad de energía”. Por ejemplo, su “artefacto” “USA” dice “Donde la libertad / es una estatua ”, y en otro escribió: “ Yo no soy derechista ni izquierdista / yo simplemente rompo con todo ”.