Mariano Blatt a la poesía: ''No la busco, aunque siempre la estoy esperando''
El joven poeta y editor publicó una personal selección de sus textos en una edición cronológica que se inicia en el 2005 y llega a poemas que "va a escribir toda la vida".
La poesía "sólo es posible cuando te falta algo/ o cuando algo se te está por escapar" así define, entre otras formas, la materia de su trabajo Mariano Blatt.
Mi juventud unida, editado por Mansalva, permite un recorrido y una restrospectiva, contradictoria ante la falta de distancia, sobre una obra que sigue siendo presente.
Blatt y sus textos nunca invitan a una lectura serena ya sea por las imágenes y relaciones que las atraviesan. Hay cierta imposición de lo que se entiende literalmente por "lo cotidiano" narrado por un lenguaje que se se funde con lo oral pero que al mismo tiempo contiene cierta trascendentalidad de lo nimio.
El conjunto de poemas que incluye la obra se inicia en 2005 y llega hasta la actualidad del puro presente con textos que el autor sigue escribiendo. Los intereses del poeta se extienden entre las drogas, la seducción, el poliamor, el barrio, los amigos, los viajes, el fútbol, el sexo, la naturaleza y la ciudad siendo la principal materia prima una detallada observación no sólo de lugares sino de gestos; formas del habla con pequeñas dosis de humor que descomprimen tensiones.
Francisco Garamona señala que "Los poemas de Mariano Blatt algún día se darán en las escuelas". Tal vez sea mejor que se lean y sigan nutriéndose en el barrio.
— Es un título ambicioso "Mi juventud unida" recién estás en tus treinta y pico y parece el cierre de una etapa ¿es así?; ¿Cómo fue el proceso de selección de los textos y poemas que componen el libro?
Mariano Blatt (M.B.) — Este libro recopila todos (o casi todos) los poemas que escribí desde que empecé a escribir poesía, hará unos diez años. De ahí el título. El proceso de selección fue relativamente sencillo: incluí todos los poemas. Facilitó el trabajo el hecho de ser ordenado: tengo en mi computadora una carpeta por cada año. Ese mismo criterio usé para ordenar el libro: orden cronológico. Desarticulé libros y publicaciones anteriores. Así, ya no se sabe qué poema se publicó en qué libro. El motivo de esto es que mis libros, salvo algunos pocos casos, siempre fueron recopilaciones de poemas, y estos muchas veces se repetían en uno u otro libro. Por eso no tenía sentido mantener esa estructura para esta recopilación.
— Las rutinas forman parte de tu poesía, se traducen en imágenes, observaciones que rompen con lo meramente bucólico del amor y el sexo ¿cómo es el proceso de poetizar la rutina?
M.B. — A mí la poesía siempre se me aparece en cualquier momento, en cualquier lugar, en cualquier circunstancia. No la busco, aunque siempre la estoy esperando. De ahí, quizás, esta sensación de que poetizo la rutina.
— El sexo, el fútbol, las drogas, el río, el binomio naturaleza- ciudad son constantes ¿encontrás alguna fascinación por alguna temática en particular a la hora de escribir?
M.B. — Encuentro fascinación por escribir. Las temáticas siempre me resultaron secundarias, o, mejor dicho, accesorias. Por lo que encuentro fascinación es por las palabras, por ver cómo se ponen unas al lado de otras y forman algo. Por el lenguaje, por la sorpresa en el lenguaje, por las fisuras, los corrimientos, los errores chiquitos, reveladores.
— El círculo poético contemporáneo viene haciendo una apuesta muy fuerte a la oralidad de los versos y a exponerse frente al público ¿Cómo experimentás esas lecturas?
M.B. — Lo celebro, aunque me gustaría que hubiese un trabajo más personal sobre la voz de cada uno, y sobre la instancia de presentación en público. Subir a leer es fácil: no hace falta saber afinar, saber modular, saber respirar, saber actuar. No hace falta haber ensayado y ni siquiera haber pensado qué se va a leer antes de subir. Esto puede tener su costado interesante, pero a la vez puede resultar tedioso para los demás. Los poetas a veces nos olvidamos que la atención de los demás no es gratuita y que para conseguirla (y mantenerla) hay que ofrecer algo.
— Lo oral de tus escritos es una de tus marcas. Pienso por ejemplo en "Todo piola" ¿Cómo manejás esa relación fluida entre lo que se dice y cómo lo escribís; sin perder de vista que es palabra escrita que puede ser recitada pero al mismo tiempo leída en silencio?
M.B. — No tengo un método. El modo en que escribo un poema viene solo. A los poemas los escucho y los escribo al mismo tiempo. Después se pueden hacer ajustes, pero el bruto del poema sale solo y casi siempre está en una versión muy cercana a la final.
— Fernando Callero señaló que tu escritura "es ligera" ¿la sentís así? o en realidad ¿es una cualidad de la lectura de tus textos?
M.B. — Debe ser así, supongo. Yo soy ligero.
— Al final del libro pueden leerse "dos poemas que vas a escribir toda la vida" ¿en qué momento surgió esa idea o necesidad de no finalizar un poema? ¿Qué tan literal es el proyecto?
M.B. — Cien por ciento literal: son dos textos a los que les voy a ir agregando versos toda la vida. Surgieron en una etapa en que escribía poco, casi nada, y me atormentaba bastante la posibilidad de no volver a escribir un poema nunca más en mi vida. El primero de esos poemas que empecé es “No es”, que todos los versos empiezan con “Parece…”. Surgió porque por esa época no dejaba de cantar un verso de una canción de Francisco Garamona que dice “Parece el lugar donde nací”. Entonces se me ocurrió escribir un poema todo hecho con versos que empezaron con “Parece…”, y después se me ocurrió que no tenía por qué terminarlo. Llevo unos tres años escribiéndolos, a veces escribo varios versos por día, a veces pueden pasar semanas sin que escriba nada. Me gustaría ver en qué se transformaron esos textos dentro de diez, treinta, sesenta años.
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Mi juventud unida, de Mariano Blatt
Poesía, Mansalva. Colección Poesía y Ficción Latinoamericana
Buenos Aires, 2015
250 p.
Mariano Blatt nació en Buenos Aires en 1983. Es poeta y editor. Dirige junto a Damián Ríos la editorial Blatt & Ríos. Publicó los libros Increíble (El niño Stanton, 2007); El pibe de oro (Colección Chapita, 2009), Pasabobos (Cartonerita Solar, 2010); Hielo Locura (El niño Stanton, 2011); Nada a cambio (Belleza y felicidad, 2011) y Alguna vez pensé esto (Triana, 2014).