Si algo ha demostrado la historia reciente es que los proyectos personales –sí, también en el campo de la cultura– pueden volverse colectivos cuando expresan un pulso que excede al individuo aislado. En estos casos, la persona actúa a la manera de un catalizador que congrega las voluntades dispersas en torno de una consigna común, digamos, crear un espacio que dé un nuevo y necesario aire a la crítica de cine en estos pagos. Es probable, sin embargo, que esta idea habitara sólo de un modo confuso en la mente consciente del crítico y periodista de cine Marcos Vieytes cuando en 2009 comenzó a registrar y analizar sus consumos culturales –sobre todo libros y películas- en un blog cuyo nombre los freudianos encontrarán sugerente, “Hacerse la Crítica” (HLC). Lo supiera o no, ese iba a ser el empujoncito de la primera ficha del dominó.

Hacia 2012 y 2013, HLC se había convertido en una revista digital con alrededor de una docena de colaboradores, varios de ellos plumas de trayectoria en el rubro, suscitado algunas polémicas y favorecido una incipiente renovación en la manera de escribir sobre cine. A las críticas de tinte más “tradicional”, HLC le sumó con astucia textos que oscilaban entre el análisis sociológico, el panfleto y la declaración de amor. Textos “fisiológicos”, diría Vieytes. La diversidad de escrituras, formaciones e intereses de los cronistas –gente del mundillo de la crítica cinematográfica y también, del ámbito de las letras o las ciencias sociales–, junto con una mirada atenta hacia el cine nacional, y un ojo irreverente para con los tanques del cine internacional, aparecían como las características más salientes del colectivo.

En 2014, ese caos se convertía en un libro tan estimulante como heterogéneo, “Pampa bárbara”. Menos de un año después, sale el segundo libro, La imagen fisiológica, que se presentará el 7, 8 y 9 de Agosto en el auditorio de la ENERC (Moreno 1199).

- ¿De qué se trata  La imagen fisiológica?, ¿qué nos podés contar de este segundo libro de HLC en cuanto a enfoques, secciones, textos?

Marcos Vieytes (MV)- Le pusimos así porque cuando presentamos el primer libro, Ignacio Izaguirre, que es parte del staff y otro de los directores, escribió un texto donde hablaba de las ganas de que fuera un libro de “crítica fisiológica”. Yo abundantemente usaba la palabra “fisiología”. No voy a ser muy preciso, pero la idea era que en medio de ficciones e imágenes cada vez más virtuales, la percepción del espectador cambia completamente. Se vuelve más inmaterial. Antes, vos sabías que en una película, incluso cuando había trucaje, la relación se daba entre una persona que estaba delante de la cámara y la cámara. Hablar de una imagen (y también de una escritura) “fisiológica” implica que se recupere de alguna manera el cuerpo. En las películas que vemos, que nos interesan, y a la hora de escribir también. Te doy un ejemplo tomado del libro. Cuando Scorsese estrena El lobo de Wall Street, la presencia de lo corporal es continua. Unos meses después, se estrena El  desconocido del lago, una película francesa que no vio casi nadie, pero que entre otras cosas incorporó en una película de estreno comercial, escenas de sexo homosexual explícito. El cuerpo presente de nuevo. Sin ningún tipo de trucaje, el espectador debía enfrentarse a ese suceso delante de la cámara. Y sobre el final del año, Abel Ferrara saca Welcome to New York, la película sobre Strauss-Kahn, en cuyos primeros 25 minutos pone a Depardieu en pelotas. El cuerpo de Depardieu desnudo es un cuerpo que atraviesa los últimos 20, 40 años de cine. Entonces, ese era un poco el tenor de lo fisiológico, una imagen que recuperara la materialidad.

-Hay algo indicial, también.

MV- Sí, claro. Creo que algún francés hablaba de eso, de las imágenes hápticas. Imágenes que no son ni visuales ni auditivas, sino que generan otro tipo de percepción y de relación. Esa es la idea. Ese fue un objetivo central. De ahí que no seamos para nada amigos del cine americano mainstream actual, ya que es, en líneas generales, un cine de diseño en software. Aunque lo analizamos y lo vemos, porque las pujas de poder simbólico y concreto también está en el cine mainstream.

-En Pamba bárbara, el libro anterior,  dedicaron un capítulo entero  a analizar cuidadosamente el estado de la industria cinematografía en la Argentina. Había una nota muy detallada sobre la gestión del INCAA bajo Liliana Mazure, se le daba la voz a algunos realizadores como Caetano o Campusano. ¿Cuál es el rol de la crítica en este sentido?

MV- En ese momento, Mazure terminaba su gestión. El texto que mencionás es de Fernando Lima, un gran investigador que tiene acceso a los números. Hizo un trabajo fenómeno y ahí lo publicamos. Lo de plantearme un rol específico, me cuesta. Hay una responsabilidad que la crítica debería tener, pero yo no alcanzo a percibirla del todo. En este segundo tomo, nosotros nos concentramos en las películas, aunque hablando de ellas, también hablamos de la situación general del cine argentino. Una de las secciones del libro va a estar de nuevo dedicada al cine argentino y yo creo que eso no va a cambiar nunca. Las películas nacionales nos dan algo que, si lo desaprovecháramos, ahí sí seríamos irresponsables. Con el paso del tiempo, las películas a veces pasan a ser como entes desprovistos de contexto. Se descontextualiza a las películas del momento del estreno, del contexto político y social en el que estaban y se las analiza formalmente. Es más fácil, pero adelgaza todo eso que estaba ahí. Y en ocasiones, no necesita pasar el tiempo para que el crítico se pierda ese contexto. Con que la película sea de otro país, por la distancia, por la ignorancia de las tensiones culturales, alcanza. Entonces, se habla de la película como si fuera un ente puramente estético, abstraído de todo. Hablar de las películas argentinas de otro modo, viendo en qué momento fueron estrenadas, qué nos genera como espectadores, es ideal. Hay que escribir de las películas argentinas en el momento, casi diría en caliente, aunque sin perder el análisis. Uno percibe, porque está cerca del fenómeno, qué modalidades de producción tiene, qué fuerzas simbólicas se están jugando en el momento del estreno. Relatos salvajes no es para nosotros la misma película que se estrenó en Cannes y que ven en todo el mundo, desprovista del contexto argentino, si bien es una película que se concibe a sí misma como transnacional.

-Al mismo tiempo, uds. también defienden determinado tipo de cine o realizadores. Campusano es un ejemplo muy claro. ¿La crítica puede cumplir una función performativa, de intervención, digamos, ayudando a que determinado tipo de cine se encuentre con su público?

MV- Seguramente, sí. A mí me cuesta pensar la abstracción esa de “encontrar el público”, pero sí. De hecho, la especie de centralidad que empieza a ocupar Campusano, por lo menos en el campo cinéfilo, que es bastante reducido, se ha debido en parte al trabajo de la crítica. Cuando algunos de nosotros estábamos en El amante, yo había discutido por qué no se le había dado una tapa a la primera película de Campusano, en vez de una de Almodóvar, que era la posibilidad justamente de sentar una posición. Entonces, sí. Me quedé pensando en lo performativo y diría que si lo hacemos, a veces no tenemos conciencia de ello. Tal vez, eso lo puedas ver mejor vos desde afuera. Uno se involucra en la vorágine de parir los textos.

-Pero digo, muchos de los que escriben en HLC dan clases o arman ciclos. Hay una intervención en el campo cultural que acompaña a la escritura.

MV- Sí, y ahí nos faltaría una pata más, que surge del deseo que tiene una persona que se dedica a esto  y que es mostrar películas. Nosotros estamos escribiendo, pero nos falta un espacio donde mostrar películas y eso sería fascinante de lograr. Ahí capaz a veces se solapa la tarea del crítico y la distancia que debería tener a la hora de escribir y la labor de los programadores de festivales, pero ese es otro tema.

-HLC tiene varias características muy interesantes. Trabajan como un colectivo, hay gente que no viene solamente del palo del cine. ¿Cuáles son las características que identifican al espacio?, ¿alguna vez lo pensaste?

MV- En realidad, me cuesta mucho tener conciencia de qué es lo que estamos haciendo. Vamos y lo hacemos. No hay tanta planificación, las ideas van surgiendo. Muchas de las cosas que hacemos como contraponer dos miradas sobre una misma película, se han hecho en otros lugares previamente. Eso se hacía en Cahiers du Cinema y se hizo luego en El amante. Nosotros hay películas donde tenemos 3, 4 textos y se va ampliando. A veces, publicamos críticas en la estructura de una conversación, que no sé si se hizo. Los que hacíamos el espacio teníamos conversaciones, a veces por chat, yo creía que ahí había algo rico que además nos daba material para el sitio y las publicamos. Muchos de los textos surgen espontáneamente, de charlas, chats. No hay una metodología fija de trabajo y esa quizás sea una debilidad. Posiblemente para crecer estructuralmente la necesitemos.

-Supongo que en los tiempos que corren editar en papel requiere un esfuerzo extra, ¿por qué tomarse ese trabajo?, ¿qué diferencias existen entre HLC versión digital y versión libro?

MV- Nos tomamos el trabajo porque fue la idea que nos reunió. Cuando nosotros nos juntamos Paula Vázquez Prieto, Hernán Gómez y yo primero, a raíz de que El amante había decidido inconsultamente eliminar el papel, percibimos,  ya que estábamos en la cocina, que una gran cantidad de lectores se quedaban sin eso, sin el papel. Suponíamos que eso iba a cambiar, que los hábitos cambian. Que hay gente que lee más en la compu que en el papel, pero nosotros también queríamos leer en papel, porque es otro tipo de experiencia. Y además, yo creo que si no sacáramos un libro al año en papel, no seguiríamos nosotros. Hay una necesidad y un gusto de hacerlo, de tenerlo en la biblioteca. Es una evidencia material de lo hecho, que nos sirve para seguir. Pero además nos permite hacer otra cosa: seleccionar. Tenemos más material del que necesitamos. Lo interesante de la web, en este sentido, es que no tenemos límite. Si un texto vale la pena, lo podemos subir. Eso va creando los contenidos del libro. En ese trabajo que se hace durante el año, de ver sobre qué se escribe, vamos ya armando el concepto dominante en el futuro libro. Es como tomarle el pulso a nuestra mirada del año cinematográfico. Por ejemplo, un elemento que nos quedó del año pasado era volver a darle un espacio central al cine italiano en la cinefilia argentina. En los últimos 15 o 20 años, lo italiano en particular ha desaparecido. Que haya desaparecido en relación con el presente del cine italiano no es problemático, porque en el presente el cine italiano es paupérrimo. Pero hay algo en el pasado del cine italiano (y no me refiero solamente a lo canónico, a los grandes nombres), en el pulso, en su idiosincrasia cultural en relación con la nuestra, que tiene que ser recuperado. Los italianos y/o los ítalo-americanos, o ítalo-estadounidenses, para decirlo con propiedad. De ese tema, nosotros ya tenemos un cúmulo de artículos, varios de un dossier que hicimos sobre Abel Ferrara, sobre el cine italiano, que ya se está convirtiendo en una de las secciones del próximo libro. Por otro lado, a nosotros nos gustaría armar un libro cada 6 meses, pero eso depende del capital y de la organización.

-Ya van 2 libros en 2 años. Hay cada vez más lectores y además, vos sacaste un libro propio, Subjetiva de nadie. ¿Cuáles son las perspectivas para el futuro?

MV- Seguir escribiendo. Muchos han empezado escribir sobre cine, acá, en la página y eso está bueno. Para mí, la idea es que esos que empezaron a escribir desarrollen una idea creativa, un perfil propio de crítica y creación, una identidad de escritura. Lo ideal para mí sería no cubrir los estrenos solamente, sino formar una identidad a la hora de escribir. O sea, que haya un escritor ahí, no un crítico solamente. Y para HLC en general, me gustaría que nuestra presencia fuera más física. Si voláramos, sería tener un espacio donde proyectar y donde enseñar, que es lo que hacemos muchos de los que estamos acá individualmente. Ese sería el objetivo más grande y el más lindo, también.

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La imagen fisiológica, que se presentará el 7, 8 y 9 de Agosto en el auditorio de la ENERC (Moreno 1199)

La entrada es libre y gratuita

La presentación del libro y las proyecciones se realizarán en el marco del ciclo “Filmoteca en vivo”, dirigido por Fernando Martín Peña. La programación de la próxima semana, gentilmente cedida a Hacerse la Crítica, será la siguiente:

  • Viernes 7, 22 hs. Se proyectará Peeping Tom (1960, Michael Powell)
  • Sábado 8, 19.30 hs. Presentación oficial del libro La imagen fisiológica. Ese día se proyectarán también The Naked Kiss (1964, Samuel Fuller).
  • Domingo 9, 20 hs.  Se proyectará una de las películas menos conocidas de Martin Scorsese, Boxcar Bertha (1972), el corto de temática gauchesca Mas quel mundo, joya oculta del cine nacional de Nuñez De Arco y una película sorpresa, una obra maestra del  siglo XXI que no volvió a presentarse desde que estuvo en cartelera.