La lectura como ¿mero consumismo? o como ¿un verdadero descubrimiento?
El caso de Rose Phyllis llegó a los diarios por su "experimento extremo" en el que decidió someterse a la lectura de los libros de un estante de la biblioteca de Nueva York; lectura guiada bajo su particular criterio.
Este "experimento de la lectura" comenzó, como señalan en The Observer, en el verano de 2011 cuando la escritora y ensayista Rose Phyllis, después del huracán Irene, decidió ir a la Biblioteca pública neoyorkina a buscar un libro puntual que no la entusiasmó e inmediatamente lo dejó en su estante. Entonces le asaltó la pregunta ¿y ahora qué leo?.
Rose Phyllis se vio rodeada de autores y volúmenes, algunos conocidos tal vez de nombre y otros completamente ignorados hasta el momento. Fue entonces cuando la ansiedad la invadió. ¿Por dónde empezar?, ¿elegir un autor y leer su prolífica obra? ¿o iniciarse al azar, jugando con las posibilidades?.
Finalmente determinó un "criterio" para establecer qué estante leería. Primero el elegido debería incluir a varios autores, y sólo un escritor podría tener más de cinco libros propios en el mismo estante (aunque ella leería sólo tres). Además debería contener literatura contemporánea y clásica, y uno de los libros debería ser uno de sus "pendientes de lectura hasta el momento". Después de todos esas pautas, y de revisar casi doscientos estantes, Rose finalmente encontró uno que se adecuaba a su "pequeño experimento".
El estante estaba marcado como LEQ-LES e incluía a William Le Queux, varios bestsellers del escritor John Lescroart pasando por Rhoda Lerman (contemporánea), Mikhail Lermontov (autor clásico ruso), Lisa Lerner (quien publicó su novela Como la belleza en 2002), Alexander Lernet-Holenia (un novelista austríaco que murió en 1986), Etienne Leroux (novelista africano admirado por Graham Greene), Gaston Leroux ( el detectivo y escritor francés conocido por "El Fantasma de la Ópera"), James LeRossignol (un economista canadiense escritor de historias breves), Margaret Leroy (autora de "Si, Mi querida Hija") y Alain-René Lesage (autor de Gil Blas, pieza picaresca del siglo XVII).
Rose, a través de esta selección arbitraria descubrió nuevos autores y redescubrió otros. También se llevó decepciones con libros que claramente no disfrutó, ya sea por no sentirse conmovida por la trama o por odiar las traducciones.
La escritora y educadora decidió transformar "cada encuentro con un libro" en un ensayo donde reflexionó sobre su lectura y amplió su experiencia a las reseñas que suelen encontrarse online, el futuro de las bibliotecas públicas y sobre cómo se elige lo que se lee. Finalmente publicó su resultado con el título "El Estante: Aventuras de una lectura extrema" publicado recientemente.
Un pequeño experimento que invita a pensar ¿Cómo elegimos lo que leemos?. ¿Nos aventuramos a sorprendernos por los libros que se nos atraviesan en el camino?, ¿Cuántos buscamos libros en las bibliotecas?. Y ¿Qué pasaría si elegimos un estante de nuestra biblioteca para releer o incluso descubrir que guardamos un libro aún no leído?.
Muchas preguntas que sin duda llevan a muchas lecturas.