Desde la página número uno, el narrador avisa y no traiciona; el turismo se presenta como "esa quimera de libertad, hedonismo, y excesos que germina en nosotros apenas atravesamos la frontera desde lo cotidiano hacia lo extraordinario".

Esteban Castromán tiene la particularidad, una vez más, de llevar a la prosa lo que pocos logran;  la naturalidad de un relato que fluye con el devenir de las páginas de una novela con aroma a verano, fiesta e incertidumbre. Una incertidumbre que gana al lector e invita a devorarse la historia de un tirón.

Además de la idea de avalancha, "El alud" (editorial Mansalva)  puede ser pensado desde su otra acepción;  la de una gran cantidad de personas, situaciones que se suceden las unas a las otras de manera intempetuosa. Castromán nos trae al periodista Joaquín Mercader, que se presenta tardíamente en la trama, de visita en Ilha Grande en Brasil. Mercader tiene un trabajo para hacer pero el estado de ese "no tiempo" del turista empieza a ganarle al "tiempo" del profesional y la fiesta de año nuevo cambiará todo para siempre.

Con una escritura que da lugar a la crónica periodística, datos duros de la historia, topografía e incluso economía de la isla;  y pequeños momentos  de reflexiones e imágenes narradas que juegan con lo ensayístico y lo poético; Castromán trae una novela fresca y ágil, de esas que no pasan desapercibidas,  aún cuando se la eija como una lectura para la playa. Advierto es de esas lecturas que sorprenden.

El Alud de Esteban Castromán

Mansalva, 2014.

Presentación 17/09