El delgado, y por eso bello, hilo entre la pornografía y lo erótico
Los deseos siempre representan un motor para las historias que buscan ser narradas; el deseo sexual suele ser tan atrapante como el terror, la aventura y el suspenso. ¿El paso de lo érotico a ese "¿más allá?" pornográfico es personal?
Hay momentos donde las historias necesitan adentrarse en emociones que se vuelven carne; en deseos que explotan con las palabras que se suceden de manera ininterrumpida, describiendo situaciones que pueden disparar imágenes más que contundentes en la cabeza del estimado lector o lectora.
Ahora bien ¿qué es un texto erótico? y ¿qué es un texto pornográfico?, a simple vuelo de pájaro una podría pensar que la diferencia entre uno y otro sería la presencia del coito, un argumento que se cae rapidamente, aún cuando los japoneses- por citar un ejemplo- elijan diferenciar sus comics entre el Ecchi (erótico) y el Hentai (pornográfico) en base a si se concreta o no la relación sexual "obscena" explícita en imágenes.
La duda está planteada, ¿es una cuestión moral?, ¿hay límites establecidos que anuncian el pase de un género u otro?, ¿es el lenguaje el que determina literariamente que estamos leyendo?, ¿Demasiadas preguntas?.
Tal vez un primer planteo con el que podemos iniciarnos es pensar en el "antigüo Edén" perdido por los ya míticos Adán y Eva. La lectura popular sugiere que al morder el "fruto prohíbido" cayó el velo de inocencia sobre las miradas humanas y de repente ambos notaron que estaban desnudos. Y ahí entró en juego el pudor: tapemos aunque no tanto, así las representaciones pueden jugar con la sensualidad y cierto ¿morbo erótico-religioso?.
Tintoretto - Adan y Eva
Ahí tenemos otra palabra clave: "la sensualidad" que pareciera estar ligada al erotismo pero ¿no a lo pornográfico? , si el coito narrado convierte a un texto en pornográfico, esa narración ¿no puede ser sensual? Claramente el argumento es insostenible. Lo pornográfico puede ser sensual al igual que lo érotico.
Otra postura de división entre uno y otro es "la violencia" pero en seguida dejamos de sostenerlo. Un coito no consensuado no va ni para un lado ni para el otro; es violación, degradación y no es el tema que nos atañe.
¿Y entonces? También está el argumento "moral y de las buenas costumbres" pero ahí también hay que poner un pero. Pensemos en esos libros que fueron prohibidos por indecorosos desde el Decameron de Boccacio hasta Trópico de Cáncer de Henri Miller. Dónde lo que se narra, entre otras cosas, es sexo. ¿El sexo no es erótico, es decir, sólo la previa tiene sensualidad y el acto mismo es pornográfico?.
Lo pornográfico, según los orígenes griegos de la palabra, está ligado a la prostitución y al mero deseo carnal y "crudo" de producir excitación. Pero volvemos a mordernos la cola, lo erótico también excita y mucho.
Temas aparte serían la vejación, la zoofilia y ni que hablar de la pedofilia (aunque a nadie se le escapa el morbo literario de Lolita).
No parece haber un hilo más delgado que la duda entre ¿qué es lo érotico? y ¿qué es lo pornográfico? que delimita un texto. Tal vez la última palabra, como siempre, la tenga el lector.
Algunas sugerencias literarias como para darle rienda suelta al deseo:
"Las relaciones peligrosas" de Pierre Choderlos de Laclos
"Lolita" de Vladimir Navokov
"Por siempre Ámbar" de Kathleen Winsor
"El amante de lady Chatterley" de D.H. Lawrence
"Historia del ojo" de Georges Bataille
"El rapto de la bella durmiente" de Anne Raice
"Lace" de Shirley Conran
"Historia de O" de Anne Desclos
"Claudine en la escuela" de Sidonie Gabrielle Colette
"Trópico de Cáncer" de Henry Miller
"Delta de Venus" y "Pajaritos" de Anaïs Nin
"Corre, Conejo" de John Updike
"Las edades de Lulú" de Almudena Grandes
"Miedo a volar" de Erica Jong
"Monólogos de la vagina" de Eve Ensler
"Cómeme" de Linda Jaivin
"Emmanuelle" de Emmanuelle Arsan
"El amante" de Marguerite Duras