Cuidar la salud bucal no solo impacta en la boca, sino también en el bienestar general del cuerpo. Por eso, resulta fundamental poner en evidencia ciertos malos hábitos y destacar su relevancia.

Numerosas investigaciones han revelado la conexión entre afecciones dentales, como la caries o la periodontitis, y enfermedades crónicas más complejas. Incluso, algunos estudios aseguran que la falta de visitas periódicas al odontólogo podría influir más en el desarrollo de cuadros como la neumonía que factores externos como el frío o las temperaturas bajas.

Cuáles son los hábitos dentales que tenés que dejar para evitar enfermedades

En 2014, una investigación difundida por el Journal of Dental Research analizó a 500 personas mayores que usaban prótesis dentales, y concluyó que quienes dormían con estos dispositivos presentaban un riesgo 2,3 veces mayor de padecer neumonía. 

La causa principal es la acumulación de bacterias, lo que puede desencadenar síntomas como dolor en el pecho al respirar, fatiga, confusión mental o temperatura corporal anormalmente baja, signos típicos de una infección pulmonar.

En cuanto a la salud bucodental, tres son los problemas más comunes que afectan a la población adulta. Uno de ellos es la sensibilidad dental, provocada en muchos casos por tratamientos de blanqueamiento o enfermedades como la gingivitis, una inflamación de las encías. Este trastorno afecta a casi una cuarta parte de la población.

Le sigue el bruxismo, un problema que padece aproximadamente un 22% de las personas. Se trata del acto involuntario de apretar o rechinar los dientes, ya sea al dormir o durante el día. Sus síntomas incluyen dolor facial o mandibular, cefaleas, problemas para dormir y desgaste del esmalte dental. Si bien algunos superan esta condición sin intervención médica, en otros casos se recomienda el uso de férulas de descarga, así como tratamientos con bótox o medicación ansiolítica para aliviar la tensión.

Además, es fundamental destacar el vínculo entre los trastornos orales y enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión arterial. 

En personas con diabetes, los niveles altos de glucosa pueden reflejarse en la saliva, facilitando la proliferación de bacterias y, por ende, aumentando el riesgo de caries. La forma más efectiva de prevenir estas complicaciones es controlar los valores de glucemia, reforzar la higiene bucal y acudir periódicamente al dentista.

En el caso de la hipertensión, estudios han demostrado que la enfermedad periodontal puede influir en el endurecimiento de las arterias, lo que contribuye al desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Esta relación entre encías inflamadas y presión arterial elevada resalta la importancia de mantener una buena salud oral como parte de una estrategia integral de prevención.