Escándalo: científicos cobraron dinero para no perjudicar a la industria azucarera
Se trata de tres investigadores en nutrición de la Universidad de Harvard que escribieron un influyente artículo en el que culpaban a las grasas saturadas por el aumento de las enfermedades cardiovasculares sin mencionar el nefasto papel del azúcar.
Durante décadas, las grasas saturadas aparecieron en el origen de la mayoría de los males, sobre todo en lo que respecta a enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, eso podría cambiar y apuntar hacia un nuevo malo de la película: el azúcar.
Es que tres investigadores de la Universidad de Harvard publicaron en 1967 un influyente artículo científico en el que acusaban a las grasas saturadas por las enfermedades cardiovasculares. A partir de allí, las recomendaciones dietéticas para cuidar el corazón se centraron en reducir esas grasas de la dieta, al tiempo que eximían al azúcar de toda culpa...
Pero ahora se sabe que aquellos tres científicos tergiversaron sus verdaderas conclusiones a cambio de unos 50.000 dólares 'per cápita' (a plata de ahora) que les abonó la corporación azucarera norteamericana reunida en la Sugar Research Foundation (hoy conocida como Sugar Association).
El soborno fue descubierto por investigadores de la Universidad de California y publicado el lunes en el último número de la revista JAMA Internal Medicine, de la Asociación Médica Estadounidense: se analizaron 27 documentos de la correspondencia entre Mark Hegsted, uno de los autores del mencionado artículo, y la dirección de la fundación azucarera.
Hegsted, junto a Robert McGand y Fredrick Stare, fueron los investigadores de Harvard que pusieron énfasis en estudios que relacionaban las enfermedades cardiovasculares con las grasas saturadas y pasaron por alto aquellos que las relacionaban con el azúcar.
Utilizaron la artimaña de considerar significativos sólo los niveles de colesterol –que están relacionados con las grasas– y no los de triglicéridos –que hubieran podido desenmascarar el azúcar–. Y no citaron que habían recibido fondos de la Fundación para la Investigación del Azúcar, algo que en aquella época no era obligatorio y ahora sí lo sería.
Para colmo, en 1980 el mismo Hegsted redactó la Guía Nutricional promovida por el gobierno de los Estados Unidos, en la que se decía que, para prevenir las enfermedades cardiovasculares, había que reducir las grasas y el colesterol, sin mencionar siquiera al azúcar...