Los malos hábitos abarcan una amplia variedad de vicios. Por un lado, están los más obvios como fumar en exceso o morderse las uñas, pero -por otro lado- hay algunos que implican rutinas, como dejar las cosas para más tarde o no dormir lo suficiente. Conocé la clave para eliminarlos de tu vida, según la Universidad de Harvard.

Cuál es la posición de Harvard sobre las malas costumbres

Desde el punto de vista científico, los malos hábitos son placenteros porque el cerebro libera dopamina cuando los llevamos a cabo. Esto explica que la pregunta de cómo dejar un mal hábito sea tan difícil de responder. Según la Facultad de Medicina de Harvard, "el sistema límbico del cerebro activa las respuestas de lucha, huida o inmovilización, y nuestra reacción es evitar esta amenaza y volver al comportamiento anterior, aunque sepamos que no es bueno para nosotros".

No obstante, tenemos que enfrentarnos a ello. Pero, como casi todo en la vida, no debes romper esa costumbre de golpe. Si te preguntas cómo dejar un mal hábito, primero tienes que hacer un ejercicio de introspección, evaluar las razones del cambio y luego elaborar un plan constante.

Cómo dejar un mal hábito según Harvard

Lo primero es que hay que reflexionar sobre la importancia de romper con esos malos hábitos. La respuesta puede parecer obvia cuando se trata de cosas nocivas como fumar o beber en exceso, pero hay que ir más allá. Por supuesto, el objetivo es llevar una vida más sana.

Una vez averiguado el por qué, el siguiente paso es abordar los disparadores internos y externos. Después viene la parte más difícil, que es intentar modificar los comportamientos y patrones.

Otra cosa que hay que tener en cuenta es que no se puede adoptar una mentalidad de todo o nada, porque causa frustración. En su lugar, según los especialistas, hay que dar micropasos hacia los objetivos.

Qué proceso debes seguir para dejar los malos hábitos

La parte más importante para romper con los malos hábitos es recordar que no ocurrirá de la noche a la mañana. Si cedemos a los vicios al cabo de del tiempo, no hay que castigarnos.

No hay que ser demasiado rígido en este proceso, porque lo único que se consigue es sumar estrés y poner sobre los hombros una presión contraproducente. En lugar de eso, hay que buscar la forma de avanzar en una rutina nueva y más saludable que, con el tiempo, será fácil llevar.